
Notre Dame: un edificio para todos los tiempos
José Ignacio Aguirre | miércoles 18 de diciembre de 2024
El “espíritu moderno” apareció con su aforismo que ordena valorar por sobre todo la innovación, la originalidad y la contemporaneidad.
El “espíritu moderno” apareció con su aforismo que ordena valorar por sobre todo la innovación, la originalidad y la contemporaneidad.
¿Cuál es la causa, cuál es la estrategia y cuál es la alianza culpable de la constante y creciente ola de procesos de agresión a las democracias occidentales y liberales?
El universo frenteamplista/PC tiene una incapacidad radical para comprender el mundo de la empresa.
Es un fenómeno del que parece reflejar un ethos según el cual el individuo se basta a sí mismo y no le debe nada a la comunidad.
La mirada de futuro, la buena voluntad, la magnanimidad de los gobernantes fueron claves para que la Iglesia Católica, liderada por San Juan Pablo II, pudiera mediar.
En un entorno donde la tecnología avanza cada vez más, quizás la verdadera revolución sea detenernos.
“A Dios queremos en nuestras leyes, en las escuelas y en el hogar”. Comprendido así, nuestro voto requiere ordenarse a lo que Benedicto XVI llamaba los “no negociables”.
No basta con que Cristo reine en nuestros corazones. Se diluye la cristiandad, domesticada por el laicismo maquillado de laicidad.
Una fuerte dosis de responsabilidad de la violencia imperante está en una ética sin antropología, y una libertad humana sin verdad ni bien.
El fenómeno electoral de Trump muestra que, cada cierto tiempo las pulsiones por un orden capaz de proveer sentido y arraigo, reaparecen.