La decadencia de la Iglesia Católica

Gonzalo Ibáñez Santa María | Sección: Historia, Política, Religión, Sociedad

En reciente entrevista a monseñor Fernando Chomali, se le pregunta acerca de la manifiesta decadencia de la Iglesia Católica en medio de la población chilena. Los abusos cometidos por varios clérigos, especialmente en perjuicio de niños o de jóvenes adolescentes, fueron mencionados como causas fundamentales. Creo, sin embargo, que el problema se origina antes.

Fue en la década de 1950 cuando comenzó a introducirse en algunos grupos católicos la idea de que el comunismo, con su estrategia de lucha de clases y de enfrentamiento social, expresaba ideales propios del cristianismo y que, por lo tanto, era conveniente acercarse a él, abrirle puertas y colaborarle para que lograra sus propósitos.

Fue, de hecho, la idea de base que, en 1957, impulsó la creación del partido denominado Democracia Cristiana y que, de algún modo, ya la había enunciado Eduardo Frei Montalva: “Hay algo peor que el comunismo y eso es el anticomunismo” (1947). Y para un senador como Alberto Jerez, que de la DC había emigrado a la Izquierda Cristiana, el comunismo o los movimientos que crean condiciones revolucionarias y situaciones de violencia, siguiendo al pensador ruso Nicolás Berdiaev, “eran parte del deber no cumplido por los cristianos en la historia” (Senado, 24 de julio de 1973).

El Partido Demócrata Cristiano se organizó precisamente para cumplir con ese “deber”, recibiendo fuerte apoyo de numerosos clérigos y obispos. En paralelo, sus militantes y seguidores manifestaban un profundo menosprecio por las formas tradicionales de exteriorizar la fe católica: Misa dominical, Mes de María, Procesión de la Virgen del Carmen, vida sacramental, etcétera. Los templos comenzaron a vaciarse y las manifestaciones de culto fueron debilitándose cada día más, tanto como fue apareciendo una crisis de la vida sacerdotal.

Ser sacerdote, en ese contexto, perdió sentido y por eso disminuyeron las vocaciones, aumentaron las deserciones y se relajó la disciplina, apareciendo el fenómeno de los abusos. La Iglesia, en definitiva, perdió credibilidad y, de esa situación, me parece que aún no ha salido.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el sábado 30 de diciembre de 2023 como carta al director.