Carta a los diputados de Chile
Cristián Warnken | lunes 22 de abril de 2024
¿Cuántos están dispuestos a esa entrega por la patria? No las pequeñas pymes en que se han convertido muchos partidos políticos.
¿Cuántos están dispuestos a esa entrega por la patria? No las pequeñas pymes en que se han convertido muchos partidos políticos.
Los DDHH son una especie de sucedáneo del fundamento extraviado (moral objetiva), por el cual clamaría el mundo actual.
Si reflexionamos sobre nuestras tradiciones, nuestra aristocracia, nuestras instituciones, vemos con claridad la impronta hispánica.
Este es el ideologizado, rudimentario y débil sostén en base al cual el actual equipo de gobierno busca imponer y promover un modelo educativo no sexista.
El espacio es un tema muy importante para el Estado de Chile, debe trascender a los gobiernos de turno.
Durante cien años, los comunistas chilenos repitieron hasta la saciedad consignas “perfectas” y desplegaron teorías ortodoxas. Eran fascinantes.
Destruir un lugar de culto, según lo dicho, destruye muchísimo más que una construcción material. Atenta contra lo sagrado.
Perdonar supone una especie de salto supranatural que conforma el acto más profundamente humano: el libre, inteligente y acertado.
El papel de la Iglesia en la construcción de la chilenidad ha sido monumental. Cuando los españoles vinieron a América, nos legaron su bien más preciado: la fe cristiana.
Se reemplazó la doctrina de la justicia por la ideología de los derechos humanos, que busca, no conocer la verdad, sino castigar al enemigo.