
Nos jugamos Chile
Juan Pablo Zúñiga H. | sábado 21 de mayo de 2022
Pase lo que pase el 4 de septiembre, las izquierdas van por más. Especialmente si gana el rechazo.
Pase lo que pase el 4 de septiembre, las izquierdas van por más. Especialmente si gana el rechazo.
Este es un arte espiritualizado que trata de alzarse sobre la materia sin renunciar a ella, como habían probado las estéticas idealistas.
La educación en la belleza supone, de entrada, algo puramente estético, una liberación de la vulgaridad.
De los gustos puede decirse lo mismo que de las opiniones: todos son respetables pero que no todos valen lo mismo.
La sensación simultánea de vuelo y de caída es el auténtico equilibrio barroco, que ya no es la falsa armonía clásica.
Estos temas que parecen lejanos para Chile no sólo están presentes, sino que se están viviendo de manera acelerada.
El drama de nuestra época es que tanto la paz como la guerra se fundan o desembocan en la injusticia.
La crisis de nuestro país es la ausencia paterna. Siendo hipnotizada por vientos ideológicos -todos tributarios del liberalismo- nuestra Patria quedó huérfana.
El Barroco es capaz de ver en la realidad no solo la superficie sino también su aliento de eternidad, su condición dañada, sí, pero también ya redimida.
Me ha impresionado mucho la primera novela de Ernesto Castro, en la que cinco mujeres conversan en un barracón de Auschwitz.