La homosexualidad
Monseñor Fernando Chomalí | martes 3 de febrero de 2009 | Sección: Familia, Recomendados, Sociedad
Antecedentes científicos, antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales.
Antecedentes científicos, antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales.
Importantes noticias se han originado recientemente en el Vaticano. Publicamos tres de las principales: El mensaje de clausura del Encuentro Mundial de las Familias; el decreto que levanta la excomunión a cuatro obispos ordenados por el arzobispo Marcel Lefebvre; y el comunicado lamentando las decisiones del Presidente Obama sobre el aborto.
Consiguen casi todo lo que quieren –y las empresas lo aprovechan–, profesores y padres se esfuerzan por convertir el colegio en una ludoteca, tienen un mundo digital a su alcance, y aprenden de sus ídolos a jugar al sexo. Parece que todo está hecho para que no sufran y, sin embargo, uno de cada cuatro se siente solo a veces, y uno de cada 14 está deprimido.
Se defienden mejor los derechos de la mujer al oponerse uno, sin complejos, a la liberalización del aborto. Ningún otro procedimiento ha eliminado selectivamente a tantas mujeres.
Reproducimos el discurso completo que el Papa Benedicto XVI dirigió a los obispos de Chile, a quienes recibió en audiencia con motivo de la visita “ad limina Apostolorum”. El Santo Padre los llamó especialmente a cultivar una intensa vida interior y de fe profunda, para que así maduren las mejores iniciativas pastorales para responder a las necesidades espirituales del pueblo fiel.
Entre esa juventud idealizada –simplemente porque martillea con frenesí mediaguas de emergencia– o aquella rechazada –porque ‘poncea’ grotescamente en cada parque disponible– hay otras muchas, silenciosas y verdaderamente eficaces.
Hablar de “derecho al aborto”, o de “derecho a la muerte”, no sólo no tiene la menor justificación, sino que es un contrasentido y “un ataque a la razón”.
Dicen que la ignorancia es atrevida… Sin fe profunda, sin oración sincera, sin caridad alegre, sin obediencia redentora, podemos llegar a formas descafeinadas de vivir que son todo menos verdadero cristianismo.
La sexualidad no es un fenómeno meramente biológico, ni una suerte de problema sanitario, ni un hecho sociológico moralmente neutro.
Significado y consecuencias socio-culturales de Mayo de 1968