
La homosexualidad
Monseñor Fernando Chomalí | martes 3 de febrero de 2009 | Sección: Familia, Recomendados, Sociedad
Antecedentes científicos, antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales.
Antecedentes científicos, antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales.
¿Continuará recurriendo al último casillero de las encuestas, ése de “no sabe/no contesta”? ¿Adherirá a los viejos principios fundacionales de la Falange o el pegamento del poder por el poder, con todos sus empleos y cargos, es más fuerte?
Importantes noticias se han originado recientemente en el Vaticano. Publicamos tres de las principales: El mensaje de clausura del Encuentro Mundial de las Familias; el decreto que levanta la excomunión a cuatro obispos ordenados por el arzobispo Marcel Lefebvre; y el comunicado lamentando las decisiones del Presidente Obama sobre el aborto.
Lo único permanente en los casos de “derechos humanos” es la incoherencia de los abogados y jueces que siguiendo la tesis del secuestro permanente, han buscado el juzgamiento de esos hechos por tribunales incompetentes y bajo un procedimiento equivocado.
A priori, el teólogo de la liberación “sabe” que lo que conocemos como Historia es una máscara para esconder los intereses de las clases dominantes. Ellos tienen la llave de la historiografía. Quienes los contradigan, sencillamente no entienden los principios “científicos” que les han sido revelados.
Algunos erradamente defienden cualquier manifestación humana, aunque sean inmorales y deshonestas, aludiendo a la libertad de creación artística: confunden sus deseos con derechos.
A solo tres días de iniciar su mandato aprobó disposiciones que permiten levantar la prohibición de usar fondos del gobierno para subvencionar a grupos pro-aborto en el extranjero.
Tanto en el ámbito teórico como en el práctico, la doctrina católica, a pesar de su apariencia “contradictoria”, presenta una solidez incomparable, siendo una real fortaleza espiritual de razón y sentido común contra las embestidas del error, la ignorancia y el pecado.
El ateísmo de Sartre es profundo, radical, pero toda vida encierra misterios. Por eso mismo, juzgar a una persona es algo que solo Dios lo puede hacer con justicia y conocimiento plenos. Y Jean Paul Sartre es un caso que ilustra muy bien esto.
Así como para el cuerpo no da lo mismo con qué nos nutramos, para el espíritu tampoco… Si a una persona no le gusta leer, mejor que no lea a que lea cosas malas o mediocres.