Dicen que la ignorancia es atrevida… Sin fe profunda, sin oración sincera, sin caridad alegre, sin obediencia redentora, podemos llegar a formas descafeinadas de vivir que son todo menos verdadero cristianismo.
La filosofía y la teología son ayudas indispensables para evitar que la ciencia proceda por sí sola en un sendero tortuoso, lleno de imprevistos y de riesgos.
En su libro “El lenguaje de Dios”, Francis Collins, el descubridor del genoma humano, cuenta su conversión. Él fue otra ‘víctima’ de C. S. Lewis.
La sexualidad no es un fenómeno meramente biológico, ni una suerte de problema sanitario, ni un hecho sociológico moralmente neutro.
La inseguridad de los tiempos de crisis lleva al aturdimiento, a la fuga de uno mismo, a la búsqueda del placer.
La Iglesia afirma: Cristo es Rey. La sociedad responde: No tenemos más rey que el César.
El intelectual católico no se distingue de cualquier otro intelectual por el tema del que se ocupe, sino por cómo lo aborda.
A través de pastillas o con instrumentales “médicos”, hay quienes deciden terminar con vidas diminutas, pequeñas, indefensas, hambrientas de cariño.
El matrimonio del mismo sexo es una amenaza a la libertad religiosa, pues quienes lo apoyan exigen el reconocimiento y el apoyo tanto del sector público como del privado.
La responsabilidad profesional del médico debe llevarle a proponer un tratamiento que mire al verdadero bien del paciente.
