El 12 de febrero y la construcción de la identidad nacional chilena

José Tomás Hargous Fuentes | Sección: Historia, Política

El 12 de febrero se conmemoran aniversarios muy relevantes para la historia nacional. En primer lugar, uno de los acontecimientos fundantes de la historia patria, la Fundación de Santiago, hace exactamente 483 años. Con la creación del cabildo y el nombramiento de Pedro de Valdivia como primer gobernador se da inicio a Chile como una entidad políticamente distinguible –el Reyno de Chile– y no sólo una idea –el fin del mundo–. 

Doscientos setenta y seis años después del primer hito, las tropas comandadas por José de San Martín y Bernardo O’Higgins derrotarían al ejército castellano en Chacabuco, comenzando el término del proceso emancipador. Y, un año después, se proclamaría la Independencia de Chile.

Aunque hay algo de discusión en la historiografía respecto de la fecha y el lugar de firma de la Declaración –entre Talca, Concepción y Santiago, y en enero y febrero–, la fecha que tradicionalmente se señala sería la de la Proclamación de la Independencia es el citado 12 de febrero. No sólo sería el aniversario de la Batalla de Chacabuco, sino que conectaría la Fundación de Chile (1541) con el inicio de la vida emancipada (1818).

En ese sentido, y al igual que el 18 de septiembre, el 12 de febrero es una fecha que expresa magistralmente las tensiones entre la continuidad y el cambio en nuestra historia patria. Decíamos al comienzo que la Fundación de Santiago daba comienzo a nuestro país “como una entidad políticamente distinguible”. No decimos una “nación” en el sentido estricto de la palabra, ya que el sentimiento nacional se fue forjando en el tiempo, antes y después de 1810, como lo han sostenido Jaime Eyzaguirre, Néstor Meza Villalobos, Gonzalo Vial y Bernardino Bravo, por nombrar algunos, y al contrario que la icónica tesis de Mario Góngora. 

Esa unidad nacional en torno a un territorio –lo que hoy es la Zona Central– y una idea –Chile, su cultura y sus tradiciones–, fue la que facilitó el proceso emancipador, la consolidación del Estado nacional y los triunfos militares en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana o la Guerra del Pacífico. 

Parecería más apropiado abordar este tema en una columna sobre el 18 de septiembre, sin embargo, consideramos que la continuidad del desarrollo institucional de Chile se expresa de forma aún más clara en la concatenación de aniversarios que conmemoramos el 12 de febrero pasado. 

Hace casi un siglo que no celebramos Fiestas Patrias en esta fecha, pero la relevancia de los hechos que se recuerdan ese día bien merecen la memoria de sus próceres, como Pedro de Valdivia y Bernardo O’Higgins. Para recordar, finalmente, que los países no se construyen de la noche a la mañana, sino que la forja de su identidad nacional es un proceso que requiere mucho tiempo y esfuerzo de todos y cada uno de sus integrantes.