El Estado y el Bienestar fracasan cuando los niños mueren
Pedro L. Llera | martes 2 de septiembre de 2008 | Sección: Familia, Sociedad
Al final, los que pagan los platos rotos siempre son los más débiles e indefensos.
Al final, los que pagan los platos rotos siempre son los más débiles e indefensos.
La educación termina siendo capacitación de los individuos en “habilidades y competencias” en orden a su utilidad práctica para los requerimientos de la sociedad.
El paternalismo, los modelos fáciles que proyecta la televisión y un falso mito de igualdad hacen difícil animar a padres e hijos a esforzarse.
Percibir el matrimonio como una cuestión de justicia para las personas homosexuales supone ubicar la conversación en el lugar equivocado.
El Estado español trata de imponer una formación ideológica determinada y una concepción moral concreta.
Los padres no son los dueños de la procreación.
No es posible calificar como discriminación arbitraria un proceder justo y prudente: dar al niño lo que es suyo.
Con la popularización de este método, crece el número de niños que corren el riesgo de ser separados de sus padres.
Toda nuestra insignificancia se resuelve en una sola palabra: Falta de alma… ¡Crisis de hombres! ¡Crisis de hombres! ¡Crisis de Hombre!
Este Manifiesto circuló en España, a propósito de las recientes elecciones parlamentarias. Es innegable su aplicabilidad a nuestro país.