Verdad, libertad, tolerancia
Pablo Cabellos Llorente | martes 6 de enero de 2009 | Sección: Sociedad
Es muy difícil estar de acuerdo con el concepto de libertad como pura elección, en la que no importa tanto acertar como el simple hecho de elegir.
Es muy difícil estar de acuerdo con el concepto de libertad como pura elección, en la que no importa tanto acertar como el simple hecho de elegir.
No hay ser demasiado perspicaz para darse cuenta que una vida y una convivencia humana en la que siempre es indiferente respetar o no la vida del vecino, decir o no la verdad, ser o no amable, es simplemente imposible.
Lo que escandaliza a los creyentes no es que haya quienes no crean lo mismo que ellos, sino que se acabe, bajo el amparo de la ley, con la vida de un ser absolutamente inocente.
El trabajo de Francisco Canals se orienta principalmente a la superación de equívocos entre izquierda y derecha, categorías de dialéctica hegeliana –“el álgebra de la revolución”–, que intentan explicar en sus falsos límites la realidad.
Suspicacias, muchas suspicacias va a haber si no se aclaran pronto y sin ambigüedades los planteamientos de la candidatura presidencial de la Alianza… Mucho trabajo para Tantauco.
Quienes, entre los católicos, se sientan cercanos al neoprogresismo, mediten en este cambio de actitud de la izquierda chilena hacia la Iglesia, tan notorio y significativo. ¿Se les quiere de verdad, o se les busca como los comunistas a los «tontos útiles» del siglo pasado?
Nada bueno podrá leer la posteridad acerca de Fidel Castro en las trágicas páginas de la familia cubana.
Se han roto los consensos básicos sobre los que apoyar la convivencia y se han establecido unos nuevos, que más que fomentar el diálogo, atrincheran las ideas.
Pretender alcanzar la confianza de los ciudadanos en la justicia a través de dar a conocer mejor el sistema, no pasa de ser una buena aunque cruel broma.
Si ser consecuentes fuera un valor absoluto, bastaría con que cada uno se inventara la moral que más le acomode… Debemos rechazar la concepción de que ser consecuentes con lo que pensamos equivale a ser buenas personas.