Los jóvenes de hoy simplemente no conocen la Iglesia
Prensa | martes 9 de diciembre de 2008 | Sección: Religión, Sociedad
Este alejamiento de los jóvenes se debe a la “incapacidad de la familia para transmitir la fe”.
Este alejamiento de los jóvenes se debe a la “incapacidad de la familia para transmitir la fe”.
Hablar de sexo y de amor con los hijos es tan necesario como complicado. La bióloga Leda Galli explica en su libro como el cuerpo tiene su lenguaje sapiencial, y para entenderlo basta quererlo leer.
Le haremos un flaco favor al pueblo araucano dándole alas para que insista en una diferencia que sólo puede llevar a tragedias futuras, a mutuas incomprensiones y, lo que es peor, a mutuas odiosidades, que es invariablemente lo que nos espera al final de este camino… Quienes tienen a su cargo las decisiones políticas dentro de la sociedad no pueden permitirse el lujo de abordar las cuestiones sociales con trivialidad, sin faltar gravemente a sus obligaciones.
El peligro es nuestra mala memoria, que olvidemos la mortífera ineficacia de la intervención del Estado, aunque ella despliegue todavía hoy todo su esplendor –aunque sin nada positivo que exhibir por ello–.
La propaganda de la tiranía tiene un argumento más para engañar a los incautos: en Venezuela hay democracia, y la prueba es que la oposición ganó la Gobernación de cinco estados y la Alcaldía Mayor de Caracas.
Son muy pocos los que descubren en Gaudí a un hombre de Dios, cuya comunión con el Padre se refleja precisamente en su arte y en su técnica.
En tantos milenios de vida sobre la tierra, el hombre se ha hecho a casi todo… Pero a una cosa no se ha hecho nunca: a la injusticia. Sigue sintiéndola como intolerable.
Es una extraña paradoja el que en un mundo en el cual el avance de las comunicaciones es abrumador, la indiferencia sea uno de los mayores males que aqueja a la sociedad.
Hablar de “derecho al aborto”, o de “derecho a la muerte”, no sólo no tiene la menor justificación, sino que es un contrasentido y “un ataque a la razón”.
Los miembros del gobierno parecieran no poder dar el tono en los asuntos relacionados con la educación de niños y jóvenes, simplemente porque no ven el problema. Y no lo ven, aparentemente, porque miran alrededor de ellos para encontrarlo cuando tendrían que mirarse a sí mismos.