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Midterms en Estados Unidos: dos lecciones

Sobre las elecciones de medio término (midterms) del pasado martes en Estados Unidos, podemos apreciar dos causas principales del resultado, más ajustado que lo previsto.

Primero, el Partido Republicano rindió bien en estados con liderazgos propios e independientes -no necesariamente contrarios- al expresidente Donald Trump, como Florida, Texas o Nueva York (donde su candidato a gobernador Lee Zeldin perdió, pero cuyo 47% traccionó varias victorias republicanas en la Cámara). En cambio, los candidatos apoyados directamente por Trump tuvieron resultados disímiles: algunos buenos (como Vance en Ohio) pero en su mayoría bajo lo esperado o malos (los casos más emblemáticos, Michigan y Pensilvania). Eso evidencia un desgaste de Trump que, si bien lidera entre los precandidatos de su partido, en el total de la población su techo ya no es tan alto. En contraste, dentro del Partido Republicano sin duda el gran ganador es el reelecto gobernador de Florida Ron De Santis, que obtuvo 8% más que Trump en Florida en 2020. Su discurso recoge mucho del fondo del mensaje del expresidente, pero con una forma más pulida y evitando controversias innecesarias. Si fuera posible un trumpismo sin Trump y sostenible en el tiempo, el hombre es De Santis. 

El otro factor fundamental fue el aborto. Si bien no es la principal inquietud de los votantes, sí está entre las diez primeras. Es un hecho que el Partido Demócrata subió en intención de voto tras la publicación en junio pasado de la sentencia Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, que negó que la Constitución consagrara el derecho al aborto y reconoció a los estados la facultad de legislar sobre el asunto. Quiérase o no, a cierto electorado allá le importa mucho el derecho (!) a matar niños no nacidos. A eso sumemos la brecha de preferencias electorales entre hombres y mujeres en Estados Unidos: desde la década de 1980 ellas votan más a los demócratas (ejemplo, Trump en 2020: 53% en hombres, 42% en mujeres), desviación originada por la consigna feminista dominante, entre otras causas. Los demócratas, sabedores de esto, recurrieron a la baja táctica de agitar el avispero en campaña con su propuesta de regular el aborto por ley. Además, en las midterms el derecho al aborto ganó en sendos plebiscitos en California, Michigan y Vermont. Pero todo este efecto electoral era un costo que había que pagar: Roe v. Wade debía revertirse sí o sí. Si la Cámara de Representantes tiene mayoría republicana finalmente, tal costo no será alto.

En resumen, el desgaste de Trump y la agitación en torno al aborto moderaron la tendencia al alza del Partido Republicano en las encuestas. Esta situación nos deja dos lecciones. Primero, que la política cimentada sobre liderazgos carismáticos es frágil y se subordina a las carencias del líder, debiendo preferirse formas institucionalizadas. Segundo, la estrategia provida no debe ser la vía plebiscitaria, polarizante y desgastante, sino la vía legislativa, junto con la influencia en la opinión pública. Para tener en consideración.