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Una ataque estratégico

Las características de la guerra de guerrillas, descritas hace ya 55 años por Robert Taber en La Guerra de la Pulga, se están cumpliendo a la letra en La Araucanía y Bío-Bío.

Una de ellas consiste en que la guerrilla ataca por sorpresa pequeños puestos policiales o militares, con el objetivo triple de ganar prestigio entre la población que considera “liberador” al movimiento guerrillero, de medir la capacidad de respuesta del objetivo atacado y, de paso, de minar la confianza de las fuerzas uniformadas en su propia capacidad de defender a la población, a las instituciones y al territorio.

La información de que disponemos confirma que ya se ha llegado a ese nivel de provocación, porque se nos dice que la subcomisaría de Carabineros de Tirúa ha sido atacada con armas de fuego alrededor de las 2 de la madrugada de este jueves 12 de mayo. Como los carabineros acababan de detener a dos personas poseedoras de municiones, poco después un grupo comenzó a atacar la subcomisaría con armas de fuego, sin que haya habido bajas entre los carabineros ni detenidos entre los guerrilleros.

No es la primera vez que un puesto policial es atacado -y por supuesto también ha sucedido desde octubre de 2019 a la fecha con la guerrilla urbana que cada cierto tiempo opera en Santiago- y no será la última.

Y tampoco es la primera vez que una acción de guerra como ésta interpela al poder político, en cuanto al respaldo que presta a las fuerzas policiales en su tarea de represión de un ataque de esta naturaleza. Quienes han venido sistemáticamente hablando de la necesidad de refundar Carabineros de Chile, quienes quieren “desmilitarizar” a las policías, tienen que contestar una pregunta elemental: ¿esa “desmilitarización”, esa refundación, implican en concreto privar a Carabineros de la facultad y de la capacidad de repeler a tiros un ataque a tiros? La respuesta no es ni banal ni simplista, es fundamental y decisiva.

En una de las próximas oportunidades, los atacados efectivamente defenderán sus puestos cobrándose la vida de alguno de los ilegítimos agresores. Si no conseguimos que antes de esa dramática ocasión -que quizás está a la vuelta de la semana-  el Gobierno y las izquierdas hayan contestado explícitamente la pregunta anterior, entonces veremos a los carabineros sumariados y acusados de violar los derechos humanos de supuestos integrantes de los pueblos indígenas.

Y se habrá producido un nuevo triunfo de la guerrilla.