Con buena onda no alcanza

Sergio Urzúa | Sección: Uncategorized

Habría que ser muy bruto para no desearle la mejor de las suertes al Presidente Boric. Como él reconoció en su discurso del viernes, se vienen “tiempos desafiantes y tremendamente complejos”. En lo económico y social, no habrá luna de miel. Ya voló la corbata, ahora toca arremangarse las mangas. Lo bueno es que cada desafío representa una oportunidad de logro. Tres ejemplos.

La inflación, ese nefasto impuesto que golpea más fuerte a los más pobres, se ha dejado caer nuevamente en Chile. En febrero llegó a 7,8% (en 12 meses) y la mitad de los consultados en la Encuesta de Expectativas del Central la ubica en 5,8%, a diciembre de 2022 (un 43,5% por sobre 6%). ¿Sorprende? No. Con la expansión de la base monetaria local (más del 60% en dos años), el mayor gasto público, los retiros, los problemas en las cadenas de distribución mundiales y, más encima, ahora, el costo del petróleo en niveles récord, los precios tenían que volar. Pronto el Central sorprenderá con otro potente aumento en la Tasa de Política Monetaria. Si el Gobierno da una mano con un menor gasto, el control de la inflación sería mayor.

En materia de crecimiento, el pronóstico es nublado con chubascos. Chile, como sabemos, lleva casi una década estancado. Los salarios se han resentido, particularmente entre los jóvenes. Ya se advertía antes de octubre de 2019: menos oportunidades más desigualdad, igual malestar. Y la misma encuesta de expectativas sugiere que las vacas flacas no se marcharán. Para 2022, 2023 y 2024 se proyectan tasas de crecimiento de 2%, 1,5% y 2%. Es decir, estancados tres años más. Pero quizás si el Gobierno busca acuerdos y actúa con pragmatismo, impulsa una agenda moderna procompetitividad, quién sabe… ante tan bajas expectativas, la historia puede cambiar.

En educación, los desafíos se multiplicaron. Antes de la pandemia, la gratuidad profundizaba la tragedia de un sistema de educación superior que produce diplomas, pero no calidad (fuente de frustración). Pero ahora, luego de dos años de procesos educativos interrumpidos en todos los niveles, ese problema parece menor. Los retrasos en el desarrollo infantil están comprobados. Con grandes falencias en lenguaje y socialización, el trabajo en el aula se vuelve vital. Quien crea que basta con abrir los colegios para ofrecer la misma educación de años atrás, no entendió nada. El Gobierno tiene la oportunidad de evitar cometer ese error garrafal.

Ya conocimos al dirigente estudiantil, luego al diputado y en 2021 al candidato. Ahora toca conocer al Presidente Boric. No lo haremos de esas entrevistas donde el conductor la pica finita y es todo buena onda. No, hablo de descubrir al hombre de Estado, ese que tendrá que tomar decisiones complejas, enfrentar la violencia, conducir el proceso constituyente, entender que el Chile de 2022 no es el del 70, gestionar un país que lleva mucho tiempo frenado. Gieco le achuntó: Chile quiso “un Presidente joven”. Buena cosa, pues la energía y tiempo que tendrá que dedicarle al país es monumental.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio, el domingo 13 de marzo de 2022.