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Mucho trabajo

Dentro de un clima social y político altamente agresivo como el que viviremos en los próximos años, será imperativo desplegar un conjunto de iniciativas que ayuden a canalizar los intereses -¡y a veces las angustias!- de distintos tipos de personas. 

Más allá de las tareas de formación a las que ya nos hemos referido en variadas oportunidades, estas otras son las labores que parecen prioritarias.

Será necesario darle vida a una Asociación de profesores universitarios que se proponga dos tareas fundamentales. Por una parte, observar la realidad universitaria y pronunciarse en todas aquellas ocasiones en que la libertad de enseñanza se vea afectada y, por otra, constituir un sistema de defensa jurídica al interior de las propias universidades -y en los tribunales ordinarios, cuando sea del caso- en apoyo de todos los profesores injustamente denunciados y procesados por las persecuciones de las izquierdas.

Habrá que incentivar la organización de una red de alumnos de educación superior al margen de la fracasada institucionalidad de la Confech. Son inmensa mayoría los estudiantes que no participan en sus organizaciones porque las consideran -correctamente- por completo controladas por grupos minoritarios de izquierda. Pero la apatía en que entonces se sumen, en nada colabora a la defensa de sus libertades académicas. Con un buen grupo de dirigentes se les puede dar una nueva vitalidad.

Corresponderá organizar un referente de artistas libres (ya existe una notable agrupación con ese nombre, que sólo habrá que potenciar) de modo de rehabilitar la belleza y la armonía como dos grandes bienes que han sido desplazados por el clima de feísmo contracultural que se ofrece mayoritariamente en los mercados estéticos de intención rupturista. A esos artistas libres, por cierto, corresponderá apoyarlos económicamente con generosidad.

Se deberá generar una amplia trama de dirigentes poblacionales afines al liderazgo de José Antonio Kast. Muchos de ellos viven bajo regímenes del terror impuestos por las izquierdas en sus barrios. Para que puedan desarrollarse, no sólo necesitarán protección judicial, sino también formación y asistencia continua para sus planes de consolidación.

Por último, habrá que comenzar -durísima tarea-  la labor de articular a los periodistas libres, a todos esos profesionales cansados e indignados con la hegemonía comunicacional de las izquierdas. Esas personas existen y estas dispersas en variados medios; en algunos casos, incluso, son perseguidas en sus respectivas salas de prensa, y no encuentran ambientes donde puedan potenciarse en defensa de la verdad informativa. Por cierto, si se concretan iniciativas para desplegar nuevos medios de información, son aquellos los profesionales que deben integrarse en éstos. No tiene ningún sentido comprar una radio, un diario o un canal, para entregarlo, una vez más, al establishment periodístico de las izquierdas.

Hay mucho trabajo.