Esta semana el Subsecretario del Interior Juan Francisco Galli dijo que los nexos entre violentistas chilenos y argentinos en el sur, existen. Y ¿cómo no van a existir? Se denuncia que en la Macrozona Sur lo que hay es crimen organizado, narcotráfico y terrorismo. Todas, amenazas transnacionales que funcionan en red y se mueven a lo largo y ancho del mundo.
Drogas y armas van de un lado para otro. Pero esto no es nuevo. Ya lo hacían las FARC en Colombia y otros grupos similares alrededor del planeta. Grupos que parecen estar lejanos. La verdad es que no tanto. Todo hace pensar que los nexos internacionales podrían existir y es imposible no considerarlos al momento de diseñar una estrategia. La coordinación interna no basta, debe estar integrada a la cooperación internacional.
Pero, antes de seguir, recordemos un poco lo que ha pasado. El año 2008 el Ejército colombiano dio muerte al número 2 de las FARC, Raúl Reyes. Se incautaron computadores y en la revisión de un sinfín de correos electrónicos apareció uno donde un militante del Partido Comunista de Chile solicitaba entrenamiento para grupos mapuches que “hace rato están en la lucha contra el estado por la devolución de tierras. Tienen planes ambiciosos respecto de liberar una zona en el sur”, decía el mail.
En abril del 2013, el Director de la Policía Nacional de Colombia, José Roberto León, aseguró haber encontrado evidencia de que las FARC capacitaron a algunos mapuches. Ese mismo año, en el atentado en el fundo Pisu Pisué se detuvo al activista mapuche argentino Facundo Jones Huala que actualmente se encuentra cumpliendo condena en Temuco.
El año pasado, uno de los líderes de la Coordinadora Arauco Malleco fue detenido en un operativo que incautó casi una tonelada de pasta bas
Hace una semana, 3 chilenos fueron detenidos en Argentina con municiones y ropa de mimetismo.
Drogas y armas de guerra preocupan a ciudadanos, policías y militares en la Macrozona Sur. En un mundo globalizado, donde la seguridad interior del estado es amenazada por grupos transnacionales, es imposible no pensar en los probables nexos internacionales de la violencia. La globalización entrega herramientas de desarrollo a todos y los avances tecnológicos no sólo sirven a quienes buscan la genuina mejora en calidad de vida, sino que, también conectan a quienes de manera ilegal y atemorizando a poblaciones enteras esperan alcanzar sus metas.
La delincuencia organizada se nutre del estado, ocupa los territorios donde éste no llega y si es necesario expulsarlo, lo hacen. Para ellos, el fin justifica los medios. Amparados en reclamaciones de territorio, en la Macrozona Sur vemos cómo los delitos transnacionales han avanzado sin dar tregua a la población. Los videos donde se disparan ráfagas de balas y se ven a grupos radicalizados asociados a la causa con armamento de guerra son cada vez más comunes en las redes sociales ¿Dónde aprendieron esas técnicas de amedrentamiento? ¿De dónde vienen las armas que ostentan en su material audiovisual? Todo hace pensar que de los nexos internacionales que podrían existir.
Hoy, más que nunca, resulta de suma relevancia incorporar a la coordinación interna de las agencias de seguridad, la cooperación internacional. De esta forma, las estrategias diseñadas para restaurar el estado de derecho en el sur contarán con todas las herramientas necesarias.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero, el sábado 13 de noviembre de 2021.