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Falsas promesas

La inflación no sólo está afectando a nuestra economía, sino también las propuestas de los candidatos presidenciales de la extrema izquierda, que con el objetivo de ganar votos han decidido poner en oferta el oro y el moro.

En los temas de pensiones, muy en boga en la actualidad, prometen no sólo eliminar a las AFP, sino establecer un nuevo sistema de pensiones público y solidario con una pensión básica universal y ahorro colectivo, que asegurará un nivel digno de pensiones para TODOS los chilenos, hayan o no contribuido al sistema y hayan o no trabajado remuneradamente durante su vida adulta; además de eliminar las discriminaciones y desigualdades de género (porque las mujeres ganan menos y viven más) y, lo más importante, asegurando la sostenibilidad financiera para velar por el bienestar de las futuras generaciones.

Dos preguntas me surgen ante estas propuestas. La primera: ¿cómo es posible que exista gente que no esté de acuerdo con tan increíble sistema? Y la segunda: ¿cómo es posible que los economistas a cargo de tan increíbles y maravillosas propuestas no hayan ganado o estén siendo nominados al Premio Nobel de Economía por su contribución al progreso mundial, o no hayan ya sido raptados por los las superpotencias?

La triste realidad es que un sistema que pueda entregar todo lo prometido en los programas presidenciales de estos candidatos NO EXISTE en el mundo real. El culpable no es el capitalismo ni el neoliberalismo, sino el incremento en la esperanza de vida que está generando el envejecimiento de la población.

Prueba de ello es que, de existir un sistema que haga todo lo prometido, los países desarrollados que hoy combaten con todo lo que pueden las quiebras de sus sistemas de pensiones han debido ir mutando a un sistema de capitalización individual, con pilares contributivos y solidarios, como el que tenemos en Chile y que tanto odia la ideología de izquierda.

La promesa de estos candidatos no es más que un sistema de reparto “reloaded”, donde le agregan adjetivos calificativos que serán imposibles de financiar. Pero como los mismos candidatos ya no estarán en el poder cuando se compruebe que no funcionaron, hay libertad para engañar y así ganar votos.

Para los que aún no están convencidos, acá van los números. Si se utilizan los datos de los cotizantes, población en edad de trabajar, pensionados y salario promedio imponible ($882 mil) de la Superintendencia de Pensiones a abril de 2021, y se calcula la pensión que se podría pagar a los pensionados con las cotizaciones de los trabajadores, se obtiene que los efectos de la aplicación de un sistema de reparto en 1980 no eran malos. Con 8 trabajadores cotizando por cada 1 pensionado, era posible financiar una pensión de $482 mil mensuales para cada pensionado (pesos de hoy). El problema es que sólo por efectos del envejecimiento de la población, en 2021 hay 4 trabajadores cotizando por cada 1 pensionado, y por tanto, la pensión que se alcanza a financiar con los mismos ingresos es de sólo $245 mil mensuales.

Y el envejecimiento de la población sólo se incrementa: de acuerdo a la información de PopulationPyramid.net, en 2050 habrá menos de 2 trabajadores cotizando por cada 1 pensionado, y por tanto se podría financiar una pensión de menos de $113 mil mensuales.

Imagínense además que el sistema es para todos, hayan o no hayan trabajado, el denominador se incrementa; y no tiene requisitos, es decir no es necesario haber contribuido para acceder, entonces disminuye el numerador. Es decir menos ingresos totales para cubrir muchos más pensionados. Este sistema no dura más de 1 año.

¿Pero cómo hay tanta gente que cree en este sistema entonces? Porque las promesas que nos hacen son bellas y a todos nos gusta soñar que seremos reinas de 4 reinos sobre el mar, o que seremos Rambo (para los machos recios de lomo plateado).

Nunca más preocuparse de los ingresos en la vejez, porque papá-Estado cubrirá todas nuestras necesidades. Es un sueño para todos, pero no son más que falsas promesas, y mientras sigamos cayendo bajo el encanto de los cantos de sirenas, más grave y duro será el golpe de realidad.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero, el martes 5 de octubre de 2021.