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Tiranía y resistencia: parte de guerra

Si no fuera por las antiguas profecías que anunciaban esto y nos dan esperanza, ¿quién podría tener corazón para seguir anunciando al pueblo chileno las desgracias que se abalanzan sobre él sin que siquiera se dé cuenta una buena parte de pueblo? En este parte de guerra voy a tocar tres aspectos de la tiranía que se va cerrando sobre nuestras cabezas por la acción concertada de Piñera y sus secuaces, Bachelet y sus secuaces, el PCCh, el FA, la ONU y otros. Y tres grupos de acciones que debería emprender la resistencia.

1. El primer aspecto es la Convención Constituyente, que actúa como si fuera soberana y como si su misión consistiera en refundar a Chile sin respetar norma alguna, ni tradición alguna, ni la verdad, ni el bien, ni la belleza, ni la elegancia. Si se realizara el sueño de estos insurrectos, Chile terminaría de desaparecer del concierto de las naciones, y se reduciría a un territorio en el que una masa de población sería esclava de una minoría atea y amoral y enteramente bárbara por elección. Minoría, por supuesto, que a su vez estaría al servicio de poderes supranacionales, como el Partido Comunista Chino. Por eso están tan interesados en que se realicen esos sueños los numerosos enviados de la ONU.

Ante la usurpación de poder y autoridad por parte de estas pandillas de bárbaros apátridas lo que correspondería es que los guardianes del Derecho los declararan en rebelión o, cuando menos, que declararan que han abandonado sus funciones y, por tanto, deben ser removidos. Porque, aunque ellos no lo reconozcan, la Constitución de 1980 con todas sus reformas continúa vigente y ellos no tienen poder alguno para pedir indulto, restringir accesos, imponer sanciones, o decidir nada sobre el nombre de Chile. Su función es escribir un texto constitucional para que sea sometido a nueva consulta popular. Punto.

2. El segundo aspecto tiene que ver con las próximas elecciones. Finalmente, el Servel se ha quitado la careta. Esto en cierta forma me alegra. Al rechazar la candidatura de 90 candidatos del Partido Republicano al Congreso, a causa de una falla en el sistema informático del propio Servel, y al destaparse el fraude de la candidatura presidencial de Diego Ancalao, que permite sospechar de las candidaturas a la Convención Constituyente de esa agrupación, aceptadas por el Servel. Ha corrido el rumor de que también en Chile opera la empresa Dominion, acusada de adulterar las elecciones de EEUU y de tener nexos estrechos con Smartmatic, que es la empresa que ha adulterado sistemáticamente las elecciones en Venezuela y que es controlada por personas cercanas a George Soros. En realidad, al menos hasta febrero del 2020 las transmisiones de los resultados se encargaron a Telefónica (asociada con Indra), aunque Smartmatic sostenía un pleito judicial para intentar adjudicarse esas transmisiones. Sea dicho de paso que Soros tiene también acciones en Indra. Como quiera que sea, a mí me parece claro que en Chile ha habido un fraude múltiple en las últimas elecciones.

En primer lugar, el registro de votantes excede con mucho al registro de habitantes que cumplen las condiciones para votar. Esta circunstancia, unida al hecho de que se eliminó toda forma de controlar y evitar el voto múltiple, lo hace a uno pensar que ésta es una de las avenidas por las que se comete fraude. En segundo lugar, varios testigos amigos me han dicho que los funcionarios del Servel no permiten que los representantes de los diversos candidatos controlen la digitación de las cifras, para asegurarse de que la información que va al centro totalizador nacional corresponda con lo que dicen las actas de las mesas en los centros de votación. Éstas me parecen las fuentes más importantes del fraude. Pero, además de ellas, ha habido al menos otras dos fuentes. La primera, que se alteró la composición de la Convención Constituyente después del plebiscito del año 2020, para incluir a los representantes de los pueblos indígenas. Éstos fueron elegidos con un número ínfimo de votos y, sin embargo, tienen una participación desproporcionada en la dirección de la Convención. La segunda, al menos en algunos lugares (como La Granja) se violaron los sellos de las urnas electorales en la noche del sábado al domingo en aquél fatídico fin de semana en que se eligió a los convencionales.

Frente a este problema, las respuestas racionales serían las siguientes: en primer lugar, formar un ejército de apoderados que: (1) exijan controlar la digitación de los datos al centro nacional de escrutinio; (2) hagan copia de las actas de su mesa y las pasen a un organismo partidista centralizador de los datos, que pueda controlar los reportes oficiales del Servel; (3) se queden en su puesto hasta el final, aunque parezca que han perdido sin esperanza. Esto requerirá del Partido Republicano el contar con algunos buenos técnicos en computación, que diseñen este sistema y lo pongan en funcionamiento oportunamente. En segundo lugar, debe establecerse un sistema eficaz para evitar el voto múltiple.

Si se diera de todos modos el fraude, o si el ventajismo publicitario con que cuentan los partidarios de la revolución llevara a la derrota del Partido Republicano (el único que representa las tradiciones chilenas de legalidad y de orden), entonces habría que organizar la resistencia. Caerían sobre Chile años duros en los que habrá que conservar esas tradiciones en medio del caos revolucionario, enteramente anómico y esclavo de intereses foráneos.

3. El tercer punto es la tiranía sanitaria en todas sus manifestaciones. Cada día se viola de manera más descarada el Código de Núremberg y se ignora más olímpicamente la enseñanza de la ciencia. En los Estados Unidos se ha dado una autorización definitiva a la vacuna Comirnaty de BioNTech (que no circula en este momento en los Estados Unidos), y en esa autorización se prevén las pruebas a que debe someterse esa vacuna en lo que se refiere a sus efectos adversos hasta el año 2025; pero en esa misma fecha, el 23 de agosto, se ha dado una extensión de la autorización de emergencia a Pfizer y BioNTech. ¿Qué hay detrás de todos estos absurdos? Aparte del dinero de los grandes laboratorios, la extorsión, la violencia, la manipulación, que lleva a dar autorización definitiva a una vacuna unos meses después de producida, y con la condición de que dentro de cuatro años se completen las pruebas que normalmente se requieren para dar esta autorización, aparte de esto, hay un asunto legal interesante. La autorización de emergencia permite a Pfizer y a BioNTech continuar gozando de una inaceptable limitación de responsabilidad. Así que estas grandes empresas tienen todo lo mejor de los dos mundos: autorización “definitiva” (sin las pruebas debidas) y limitación de responsabilidad. Por su parte, los políticos globalistas de Estados Unidos y otros países, como Sebastián Piñera, Enrique Paris y Paula Daza, gracias a estas autorizaciones, gozan de mayor capacidad para imponer restricciones a quienes no se vacunen, violando descaradamente el Código de Núremberg. Pero, encima de eso, les permiten seguir avanzando y comenzar a inocular a los niños de seis años.

¿Cómo es posible que Chile permita que hagan esto a sus niños? Como ha mostrado recientemente Axel Káiser, la letalidad del covid entre los niños es menor a 0,01 por ciento. ¿Qué se puede obtener vacunando a los niños? Ciertamente, no se obtiene el protegerlos. ¿Qué, proteger a los ancianos? ¿Cómo, si la vacuna no impide la infección? ¿Cómo, si además está ya probado que los asintomáticos no transmiten la enfermedad? ¿Cómo, finalmente, si la experiencia de Israel muestra que la inmunidad natural, aun en el corto plazo, es muy superior a la que puedan dar las vacunas? La vacunación masiva de los niños es el más grande crimen de lesa humanidad que se haya cometido en Chile. No tengo la menor duda. Aun si no hubiera una razón especial para temer efectos adversos de esta vacuna, simplemente por tratarse de un medicamento experimental, probarlo en los incapaces es un crimen que viola el Código de Núremberg (“El consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente esencial. Esto significa que la persona en cuestión debe tener capacidad legal para dar su consentimiento”). Pero hay razones claras para temer efectos adversos. En las propias pruebas iniciales que llevaron a la autorización de emergencia de las vacunas de Pfizer y Moderna se reportó una cantidad enorme de efectos adversos entre los vacunados, pero no se tuvieron en cuenta porque no estaban conectados con el covid-19. En el caso de Coronavac, la vacuna de Sinovac, si creemos al Partido Comunista Chino respecto de su elaboración, el problema más serio es el que se observó con todos los intentos de producir una vacuna contra el Sars-CoV-1: todos fracasaron a causa del fenómeno conocido en inglés como Antibody Dependent Enhancement. Que este problema se da también en el caso del Sars-CoV-2 lo han ratificado recientemente todos los estudios científicos con que contamos. Esto quiere decir que un efecto de esta vacunación podría ser la muerte de nuestros niños en un par de años a causa del colapso de los órganos vitales producido por una tormenta de citosinas. Así lo están advirtiendo un grupo de profesionales chilenos de la salud que han decidido romper el silencio ante el peligro a que se está sometiendo a nuestros niños.

La acción de resistencia tiene que ser que los directores de colegios y los padres y representantes impidan la entrada a los funcionarios que vengan a los colegios a vacunar a los niños. Deben recordar todos lo que establece el Código de Núremberg: “El deber y la responsabilidad de verificar la calidad del consentimiento recae sobre cada individuo que inicia, dirige o trabaja en el experimento. Es un deber y una responsabilidad personales que no es lícito delegar en otro impunemente”. Todos serán responsables ante la ley (si alguna vez recobra su fuerza en este mundo) y ante Dios.

Sabemos que Sebastián Piñera, Enrique Paris, Paula Daza se sienten omnipotentes, porque saben que cuentan con el apoyo de los medios de comunicación y de los supuestos amos del planeta. Pero nadie sabe las vueltas que da la historia. En 1941 quizá Heydrich o Mengele se sintieron tan seguros como ellos. Y, por otra parte, nadie escapará al juicio de Dios. Como decía al comienzo, es la perspectiva escatológica la que da fuerzas para continuar denunciando estos crímenes e injusticias y la destrucción de la república.

Aun cuando Chile parezca estar deslizándose a su destrucción sin conciencia de lo que pasa, como el adicto a una droga letal, tenemos el deber de resistir a la tiranía en todos los frentes. Con la mirada puesta en Dios, hay que organizar la resistencia para el caso de que Chile caiga en el abismo de Boric, Provoste o Sichel más la Constituyente soberana. Hay que mantener la conciencia de que existen la verdad, la justicia, la ley, Dios y el Juicio, para mantener encendida la antorcha de la verdadera esperanza entre los hombres.