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Desde la izquierda a la verdad

El caso reciente de Javiera Parada –abandonó el mundo del marxismo para explorar otras dimensiones del pensamiento y de la acción pública- no es único en el Chile reciente.

Todos conocemos otros muy evidentes y que vale la pena recordar aquí, para que después agreguemos unos pocos más, dignos de ser destacados.

Entre los casos más conocidos se encuentran ciertamente los de Roberto Ampuero, quien desde su paso precoz por las Juventudes Comunistas ha devenido en ministro y embajador del gobierno de Chile Vamos, y el de Mauricio Rojas, antiguo militante del MIR, también ministro por breve lapso y autor, entre otros, de un excelente libro de crítica a Lenin y el Totalitarismo.

Significativa ha sido también la evolución de Sergio Muñoz Riveros, quien habiendo redactado por años en El Siglo, es hoy uno de los más agudos y filosos columnistas circunstanciales en El Mercurio y notable defensor de la democracia y del orden.

Quizás con Javiera Parada –antes también militante de la Jota- sean éstos los cuatro casos más relevantes y rotundos.

Pero hay otras situaciones que vale la pena destacar, para seguirles la pista, aunque no pertenecen ciertamente a esa categoría que algunos usan de modo algo despectivo -que no lo es- la de los conversos.

¿No es acaso evidente que las aportaciones de José Joaquín Brunner a la defensa de la libertad de enseñanza son hoy de las mejor fundadas y de las más reiteradas en Chile? ¿Y no era él acaso un gramsciano -y después habermasiano- al que algunos enfrentamos con decisión en el pasado?

¿No han resultado magistrales las explicaciones que Carlos Peña ha dado de la fe católica y de las exigencias que implica para sus fieles, dejando al desnudo incoherencias graves en creyentes oficiales y en decisiones sanitarias?

¿No es el libro de Max Colodro sobre el “Chile indócil” un lamento sincero y furioso respecto del travestismo político de la misma Concertación en la que él trabajó con honradez y entusiasmo?

¿No escribe acaso Cristián Warnken contra la violencia, no entrevista acaso con ecuanimidad, lo que sólo le ha traído desprecio y discriminación de boca de detractores que lo han calificado como ‘degradado’?

Finalmente. ¿no ha sido Fernando Villegas el más agudo crítico -a pesar de haber sido desplazado de espacios significativos- de la estupidez y la maldad propiciadas por las izquierdas?

Cuando individuos que dicen ser de centro-derecha entregan alma, corazón y vida -¡y votos!- a los proyectos destructores de las izquierdas, bien vale tener en cuenta a los que están recorriendo el camino inverso, desde la izquierda a la verdad.