La paradoja de las máscaras

Juan Pablo Zúñiga H. | Sección: Política

El 2020 ha sido el “año de las máscaras”. Sea por motivos de salud pública, cuya efectividad es un tema en el que no voy a entrar, o por razones socio-políticas, el hecho concreto es que en este año se ha dado la insólita paradoja en que, al tiempo en que las máscaras ocultan parcialmente el rostro, han dejado entre ver la verdadera cara de muchos. En el espectro político, ejemplos hay de sobra.

En el Frente Amplio, acertadamente llamado “frente angosto” por José Antonio Kast, en medio de su quiebre político, aquellos jóvenes lozanos que prometían una nueva política, que solo trajo destrucción para Chile, finalmente mostraron su verdadera cara con el anuncio de Revolución Democrática de sumarse al Partido Comunista de Chile (otra paradoja, siendo que “democracia” es el opuesto por antonomasia al PC), dejando así de manifiesto su función original de “bisagra” entre los comunistas y grupos rupturistas para finalmente alinearse con ellos. Hablando de estos, el enarbolar de banderas “contra el machismo patriarcal” del PC duró “lo que un diablo en misa”, al quedar Tellier al mando de las huestes rojas por los próximos años, pese al triunfo de una mujer. Cómo olvidar la vergonzosa propuesta de indulto general a los terroristas de octubre propuesta por la propia presidente del Senado (PPD), mostrando así, junto con los parlamentarios que apoyaron dicha propuesta, su verdadera faceta que, tal como Allende en diciembre de 1970, consideran como válido el uso de la violencia, y el indulto de quienes la perpetran, como instrumento político en plena democracia.

Chile Vamos y la derecha oficialista también han hecho de las suyas mostrándonos su verdadera cara. No solamente nos han sorprendido con su blandura, tibieza y falta de convicción, sino que en repetidas muestras de cobardía han cedido frente a la izquierda ante cuestiones fundamentales de la nación, lanzándose por la borda en vez de lanzarse gallardamente al abordaje en pro de los intereses de todos los chilenos. Con mucha generosidad y “corazón de abuelita” uno puede intentar aproximarse a entender que, presos del pánico ante las arremetidas de la izquierda, se han sumado obsecuentemente al coro progresista en ciertas materias, pero lo que no se entiende, a no ser que sean parte de la paradoja de las máscaras y nos estén mostrando su verdadera cara, es la renuncia a principios que están en las bases de sus propios partidos y más importante aún, de los ciudadanos que representan. Qué mejor ejemplo que los 11 parlamentarios que integran las filas de Evópoli, RN y UDI, que votaron a favor del proyecto de eutanasia, dándole su aval a la foto macabra en que parlamentarios celebran la “desacralización de la vida humana” con sonrisas, tapadas por las máscaras, y dedos para arriba. Vergonzoso.

Y ante tanto desenmascarar de los enmascarados, ¿a quién creerle? Quienes ejercen hoy cargos políticos, oficialistas y de oposición, definitivamente perdieron toda credibilidad. Siendo así, el camino que nos queda es que cada uno de nosotros tome parte activa, dejando de ser un mero espectador, en el apasionante y decisivo proceso que se está dando hoy con la consolidación y fortalecimiento del proyecto político republicano. De esa manera, usted y yo no solo tendremos mayor certeza de quien conduce el Chile que queremos y de su compromiso con la nación, sino que habremos hecho parte del proyecto país al colocarnos al servicio de este.