- VivaChile.org - https://viva-chile.cl -

Horas decisivas, elecciones responsables

Una mirada en retrospectiva de la historia nacional y universal nos muestra que está llena de momentos decisivos que llevan a un cambio de rumbo, no siempre al correcto. Más allá de los detalles que fundamentan cada una de las dos opciones que tenemos por delante, el hecho concreto es que estamos ad portas de decidir el Chile que queremos, el Chile construido en la base del esfuerzo y el trabajo, o ese Chile basado en la ley del mínimo esfuerzo con un estado todopoderoso, casi mágico, mal llamado estado solidario, cuya única magia es el totalitarismo.

De acuerdo a la ley electoral, en las horas previas a la elección no hay campaña política, sin embargo, la poderosa memoria, especialmente cuando ha sido “fijada” a través de eventos traumáticos, se encargará de transmitir el mensaje, recordándole al ciudadano lo que ha sido este último año, cargado de violencia y de un salvajismo que pocos creíamos posible. Cabe recordar que hace un año la modificación de la constitución no era motivo de preocupación nacional, excepto para quienes venían maquinando la insurrección de octubre, cuyo fin era, y que de facto consiguió, colocar al país de rodillas para poner en marcha a sangre y fuego un proceso constituyente. Por lo tanto, en esta ocasión, cuando el ciudadano entre a la cámara secreta para emitir su sufragio, no lo hará por libre y espontánea voluntad, sino bajo coerción y siendo apuntado por el arma de la izquierda que lo obliga a votar apruebo, so pena de terminar de destruir lo que queda de Chile. He ahí el intento desesperado de una parte de la izquierda de desmarcarse de la violencia a través de cínicos llamados pacifistas.

Se dice “cada país tiene los gobernantes que merece”. También se dice que el ciudadano se deja engañar. Hemos visto cómo, efectivamente, una parte de la ciudadanía se dejó engañar por el coro del apruebo a una nueva constitución. Sin embargo, si bien es posible engañar a unos cuantos, para dominar un país, no es posible engañar a toda la gente tiempo completo (parafraseando a Will Durant en su obra The Lessons of History). En ese sentido, si bien el voto debe ser emitido responsablemente visualizando el futuro de la nación que el elector desea, en el caso particular de este plebiscito, el gran engaño que la ciudadanía no pidió, será inevitable que el elector también visualice el pasado, particularmente el último año, y con especial énfasis el fin de semana anterior y su carga de salvajismo francamente primitivo, visualizando, en este caso, el Chile que no quiere.

El miedo paraliza inicialmente, pero también moviliza. A estas alturas, el elector ya tomó su decisión, sopesando sus intereses, también sus temores, y las consecuencias que su decisión tendrá para el futuro. Que, entre tanta emoción que ha brotado a borbotones en los últimos meses, prime la razón y que cada voto sea hecho con conciencia y responsabilidad, sabiendo que lo que nos jugamos hoy va a impactar directamente nuestras vidas y el futuro de Chile.