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Dificultades de un católico en 2020 y por qué voto Rechazo

El año 2020 ha sido un año extraño para todos, para Chile y el mundo. Nos vimos enfrentados a un nuevo reto, el ahora famoso virus Covid-19 que irrumpió en nuestras vidas. A lo largo del mundo se fueron proponiendo diferentes medidas para frenar el contagio y las muertes. Mascarillas, alcohol gel, distanciamiento, cuarentena, fronteras cerradas. Estas medidas, en especial la cuarentena, impactaron profundamente en nuestras vidas, moral, emocional, anímica, y espiritualmente. Así, de improviso, tuvimos que ir adaptándonos a una nueva forma de vivir nuestros días, encerrados en casa, pudiendo salir un par de veces a la semana y solo con permiso especial. Cerraron supermercados, oficinas, malls y mucho más, y también cerraron las Iglesias. Este año ha traído muchos sufrimientos para mí, y para muchos, como católicos. Es claro que no somos los únicos que han sufrido debido a la pandemia, pero a la luz de los hechos ocurridos el pasado domingo 18 de octubre, quisiera comentar algunos de los pesares que he pasado con relación a mi fe.

Primero, el que se haya prohibido la asistencia a misa y la imposibilidad de ir donde un sacerdote, privándonos de dos de los mayores regalos que tenemos por parte de Jesús: la Eucaristía, donde Él verdaderamente transforma el pan y el vino en su cuerpo y sangre, y se nos da a nosotros para que lo recibamos, y habite así en nuestras almas; y la Confesión, donde, yendo arrepentidos, Dios nos perdona todos nuestros pecados, sin importar de la gravedad que sean. Segundo, hubo que celebrar Semana Santa, que es la celebración más importante para los católicos, en el encierro, lejos de Cristo, sin poder acompañarlo presencialmente en la Iglesia recordando su sacrificio, sino que estuvimos en la comodidad de nuestras casas, acompañándolo en espíritu, anhelando estar junto a Él. Tercero, en el mes de mayo murió mi abuela, gracias a Dios murió de forma tranquila y no debido al coronavirus; sin embargo, no pudimos celebrar un funeral apropiado, no pudimos despedirla como hubiésemos querido. En silencio, celebramos un responso y la llevamos al cementerio. Fue extrañamente agradable que fuese algo sencillo y en familia, pero mi corazón no podía dejar de estar inquieto por la falta de la misa correspondiente. Cuarto, el mes pasado se casó mi prima, y no pude ir a la Iglesia y participar de tan hermosa ceremonia, solo pude verla a través de la pantalla en una emisión en vivo por youtube. Por último, hasta hace muy poco seguía prohibido asistir a misa de forma presencial, siendo que ya estaban abiertos supermercados, malls y varios tipos de locales; solo podemos ir con previa inscripción, cosa que no es necesaria para malls o supermercados. Luego de muchos meses por fin pude confesarme y recibir a Cristo con gran alegría, pero poco duró la alegría. Observo con inmensa pena y rabia los sucesos de este domingo 18 de octubre. Cómo violentos manifestantes queman Iglesias, vandalizan y destrozan imágenes de la Virgen y los Santos, y además lo celebran. Pido perdón a Dios por la rabia que siento, y pido que me la quite, y le ofrezco mi dolor para que tantas personas, perdidas y llenas de odio, lo encuentren a Él, y se enamoren y conviertan.

Los sucesos ocurridos reafirman mi decisión de votar Rechazo el domingo 25 de octubre, y lo haré como pueda, incluso con miedo si esta violencia se reanuda ese día. Votaré Rechazo porque quiero que vuelva la paz y la libertad de culto, porque quiero un Chile donde se tenga a Dios presente, porque quiero un país mejor, un país santo. Que Dios, la Virgen y los Santos nos cuiden y protejan a Chile.