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La república portaliana

Hoy día, 6 de junio, se cumple un nuevo aniversario del crimen de que fue víctima el ministro Diego Portales el año 1837. A esa fecha contaba sólo con 43 años de edad. Recordemos las circunstancias: siendo aún un joven comerciante, Diego Portales advirtió que era imposible organizar actividades productivas en medio de la anarquía en la que se debatía el Chile de entonces, recién independizado de la corona española. Estamos hablando del período que se inició en 1823 con la abdicación de Bernardo O’Higgins. El país entró, entonces, en una serie de experimentos cual de todos más descabellado que casi terminan con él. Diego Portales decidió combatir esta anarquía y bregar porque en el país volviera a reinar un poco de orden que, al menos, permitiera sobrevivir.

Fue así como reunió en torno a sí a un grupo de personas tan preocupadas como él por la situación del país. Pero, el paso decisivo fue la unión con el Ejército de Chile comandado entonces por el General José Joaquín Prieto. En 1830, este ejército se batió contra las fuerzas mal llamadas “liberales” que pretendían continuar con la anarquía. La batalla decisiva se libró en la localidad de Lircay, cerca de Talca, con el completo triunfo de las fuerzas comandadas por Prieto y, por ende, por Portales. Fue el comienzo de lo que nuestra historia conoce con el nombre de “República Portaliana” y que iba a tener plena vigencia hasta 1891, sin perjuicio de que sus bases subsisten hasta nuestros días.

José Joaquín Prieto fue elegido presidente de la República y nombró a Portales como su ministro del Interior desde donde pudo poner en práctica su ideario. Su primer fruto fue la constitución de 1833 sobre cuya base se produjo la definitiva organización del país. Sus premisas fueron un gobierno fuerte que actuaba por medio de la ley. Era a ella a la que se obedecía en Chile, no a uno u otro caudillo, sobre todo en la vigencia del orden público. Así se crearon las condiciones para que los particulares pudieran desarrollar eficazmente sus iniciativas. Este esfuerzo de los particulares protegido por el orden político fue la clave del desarrollo de Chile en la época. También, fue muy importante la convicción a la que llegó una amplia mayoría del país en el sentido de apoyar sin reservas la acción de su gobierno, la que lo llevó a respaldar una y otra vez a los candidatos que el mismo gobierno presentaba para el parlamento y asimismo al candidato que el presidente de la República aconsejaba como su sucesor. Fue la base de la armonía nacional que se prolongó hasta 1891 y la base de los avances que demostró el país pasando a tomar una posición de delantera en el continente.

El aporte de Portales fue muy importante, pero también lo fue el de nuestras Fuerzas Armadas que respaldaron firmemente este orden. Desde luego, durante 20 años los presidentes fueron militares: José Joaquín Prieto y Manuel Bulnes y cuando hubo intentonas de descalabrar este esfuerzo, ahí estuvo el Ejército para impedirlo como en 1851 y 1859. Portales cayó en 1837, pero el país ya estaba dotado de suficiente vitalidad para remontar el mal momento.

Esa república nuevamente está en peligro de caer en la anarquía a donde nos quieren llevar los experimentos ideológicos. Por eso, ella nos pide, hoy como ayer, ser fieles al legado de Portales.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por el autor en su página de  Facebook.