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No es social sino subversiva

Llevamos tres semanas con graves disturbios, mientras el gobierno se muestra incapaz de solucionar la crisis en que estamos.  Una vez más éste es pauteado por la izquierda, la verdadera causante de esta supuesta crisis social, que de social no tiene nada, salvo la imagen.  Se trata de una crisis política, específicamente política insurreccional.

Para entender por qué sería la izquierda la causante de lo que estamos sufriendo, basta con buscar en la red cualquier información sobre el Foro de Sao Paulo y las numerosas intervenciones de personajes como Maduro, hablando de lo que está pasando en nuestra patria.  Este foro pretende instaurar en Latinoamérica una red de dictaduras marxistas disfrazadas de democracias, su modelo es la pseudodemocracia de Maduro.

Todo “empezó” por un alza de 30 pesos en el pasaje del metro.  Durante el gobierno de la presidente Michel Bachelet, el metro subió 80 pesos, pero ningún “defensor del pueblo” dijo nada.  Supongo que no es necesario entrar en detalles sobre el desastroso Transantiago, obra de dos presidentes zurdos, idea del presidente Lagos y realización de la Bachelet.  Sería conveniente y justo responsabilizar no sólo a Lagos.

El problema de la izquierda para cumplir su plan en Chile, era muy grande.  Nuestra patria se transformó en un oasis de estabilidad política, económica y social.  Un país que constantemente progresaba a diferencia de sus vecinos.  El modelo, además, tenía una carga psicológica: una herencia del gobierno del presidente Pinochet, su némesis.

¿Qué podía hacer la izquierda frente a un modelo que satisfacía las necesidades de las personas?  Si no lo creen, pregúntenles a los innumerables inmigrantes que huyendo de los “paraísos zurdos” vienen a Chile a rehacer su vida, y con éxito en la mayor parte de los casos.  Es cierto que aún hay deficiencias, pero cada día son menos y, si la Concertación no hubiera gobernado inspirándose en su ideología fracasada, ya estaríamos en el grupo de los países ricos.  No tendríamos los problemas sociales que aún tenemos.  Cabe mencionar que la oposición de la época no se atrevió a defender sus ideas, para lo cual era mandatada por sus votantes.

Había un modelo que utilizar: el neomarxismo de Gramsci.  Cuando los países europeos occidentales progresaron, los trabajadores y los pobres dejaron de creer en la utopía de la izquierda.  Fue necesario cambiarles su forma de pensar.  Lo mismo ocurrió en Chile.  A las personas se les inculcó odio hacia el modelo, rechazo a las tradiciones, desacato a la autoridad (viniera de dónde viniera -salvo a la del irresponsable caudillo zurdo-), feísmo, relativismo moral, desprecio por las instituciones permanentes de la República, etc.  Desde un comienzo, una excelente tierra de cultivo fueron los insoportables millennials, aquellos niñitos que se las dan de grandes, pero al primer problema corren a esconderse detrás de sus papitos.  También están las personas que, con razón o no, sienten que el progreso no les llega, los que quieren más, más y más con el menor esfuerzo posible y el lumpen.

Así la izquierda sólo tenía que encender la mecha para provocar un estallido social.  No, faltaba algo: hacer que el modelo fracasara.  Se necesitaban banderas de lucha.  Miremos lo que se reclama: no más tag, entendible porque sus cuentas son altas; no más crédito universitario con aval del Estado, necesario porque condena a muchos jóvenes a deudas impagables, no estudiar o dejar sus estudios; más seguridad, obvio, porque nadie quiere ser víctima de la delincuencia; mejor salud porque nadie quiere estar desamparado en caso de enfermedad o accidente; mejor educación porque no se puede progresar sin una buena educación, y mejores pensiones, muy justo porque las pensiones son malas.  Este es el listado que se repite, el principal.

¿Por qué la crisis es producto de la izquierda?  Muy simple, las aspiraciones de las personas se deben a las medidas de los zurdos.  Veámoslo.

El tag con tarifas abusivas e interés aún más abusivo es obra del presidente Frei y su ministro de Obras Públicas Ricardo Lagos.

El crédito universitario con aval del Estado es obra del presidente Aylwin y su ministro de Educación Ricardo Lagos.  Su interés es del 6% y lo manejan bancos privados, o sea, con fines de lucro; mientras que el crédito heredado del gobierno Militar tenía un interés del 1% y lo manejaba el Estado, solo se necesitaba hacerle algunas correcciones mínimas para mejorarlo.

La seguridad pública también fue víctima de la izquierda con su famosa Reforma Procesal Penal del presidente Frei y su ministra Soledad Alvear.  Creó jueces garantistas, dio cabida a la ideología en la justicia, como ejemplo el juez que se vistió de rojo para dictar un fallo.  Además, coarta la labor de las policías.

La salud se ha transformado en un debate sobre la salud la privada, pero la eficiencia en la gestión de los recursos que recibe la salud pública no se nombra porque habría que pedirles cuentas a los zurdos.  ¿Qué pasa con tanto dinero si la atención sigue siendo deficiente?  Simplemente, mala administración, una excelente fuente de corrupción.  Por otra parte, porque tanto problema con las ISAPRES si solo llegan al 20% de la población o menos.  Cada persona es libre de estar en donde le guste y pueda, no donde le diga el Estado.  Por supuesto que las ISAPRES no pueden estar por sobre la ley ni hacer lo que les plazca.  Sería mejor que se preocuparan de ese gran porcentaje que usa Fonasa y que no puede pagar un mejor sistema de salud.  Ningún gobierno zurdo ha dejado de obsesionarse con la salud privada.

La educación recibió un duro golpe con la reforma de la presidente Bachelet.  Chile es un país muy variado para que los colegios sean administrados con criterios centralistas desde el Ministerio, por ello, el gobierno Militar municipalizó la educación.  Hay algo más, la no selección que ha hecho perder calidad a colegios públicos que eran la única opción para los estudiantes de menores recursos.  El Instituto Nacional es el mejor ejemplo de este desastre.  La selección por sorteo es ineficiente y una vergüenza.  Es un hazmerreír ver a los padres amaneciéndose para ganar un cupo.  Impropio de un país de la OCDE.  La izquierda prometió una mejor educación con esa frasecita de “educación un derecho, no un privilegio”, pero no están los avances que prometieron.

El broche de oro son las pensiones.  El sistema lo destruyó la izquierda.  En 1990, el presidente Aylwin bajó las compensaciones mensuales a anuales y las garantías del 5% al 1%; en 1999, el presidente Frei aumentó el promedio de rentabilidad negativa de 12 a 36 meses, facilitando que las AFP no compensen por las pérdidas; también traspasó el riesgo de pérdida a las personas con la creación de los multifondos; en 2004, el presidente Lagos traspasó del INE a la Superintencia de Valores y Seguros la responsabilidad de calcular la expectativa de vida de los afiliados, esta la fijó en 110 años, no en 85 como el INE.  Este cambio significa que las jubilaciones son la mitad de lo que deberían ser, o sea, esa persona que reclama por una jubilación de $ 150.000, tendría una de $ 300.000.  Por último, la presidente Bachelet, eliminó el mecanismo que garantizaba pensiones mínimas y también el único que establecía compensaciones por pérdidas y baja rentabilidad.  ¡Qué vaya a reclamarle a los zurdos!

Este es el caldo de cultivo que creó la izquierda para desmantelar el modelo.  Ahora dice que la solución es una nueva constitución, ¡cómo si los problemas antes planteados no se solucionaran con simples cambios legales!  Este tema es otra muestra de la demagogia neomaxista: cuando el presidente Lagos se dio el gusto de firmar su Constitución de 2005, dijo que ahora teníamos una constitución que nos representaba a todos.  Parece que no era así.

Ahora el descontento artificialmente creado da pie para no ver la gravedad del asunto y sumarse a una campaña antirrepublicana.  Se trata de una guerra subversiva.  Los acelerantes con que se quemó el metro no se encuentran en Chile, es decir, quienes los usaron los traficaron, improbable en una acción espontánea.  Además, la cantidad de movimientos sociales espontáneos pidiendo de todo, no puede existir sin elementos que las estimulen, en otras palabras, activistas de alguna causa.