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Un caso inaudito

Hace unos días, el miércoles 17 de julio recién pasado, el Rector de la P. Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez Díaz, y la Secretaria General de la Corporación, Marisol Peña Torres, han decidido sancionar a la alumna de Derecho, Magdalena Moncada Zúñiga, después de casi un año de un sumario en su contra. La notificación de la sanción se le ha hecho cuando ella gozaba de su periodo de vacaciones de invierno.

Al momento de iniciarse el procedimiento en su contra, la alumna Moncada era ayudante del suscrito -quien también está procesado por esas mismas autoridades-  y de otro profesor -cuyo nombre me reservo- y a quien estas mismas autoridades han sancionado pocas semanas atrás, al concluir un proceso paralelo en su contra.

La alumna Moncada fue denunciada en agosto de 2018 por el Vicepresidente de la FEUC de la época, Sebastián Winter, por haber colgado un letrero en el patio central de la Universidad en que se leía: “Los niños tienen derecho a un papá (xy) y a una mamá (xx)”, cartel que la alumna Moncada explicó, junto a otros compañeros, mediante una carta en las redes, texto también motivo de la denuncia.

La alumna Moncada había solicitado autorización durante el mes de junio de 2018, explicando el contenido del cartel y el lugar donde se colocaría. El permiso le fue concedido por Marisol Peña Torres.  No colocó el cartel en esa oportunidad. Volvió a solicitar autorización en agosto y, al no recibir respuesta dentro de 48 horas, colocó el letrero amparándose en el permiso anterior. A los 5 minutos de haber desplegado el cartel, la administración del campus Casa Central lo hizo retirar. Cinco días después de haberlo colocado, le llegó la respuesta a su solicitud: en esta oportunidad, la misma persona que dos meses antes le había concedido el permiso, ahora se lo negaba.

Hoy Magdalena Moncada ha sido sancionada. Se la ha liberado del fondo de los cargos que inició la FEUC en su contra  -incitación, al odio, a la violencia y a la discriminación-  a pesar de que el tercero de ellos había sido acogido inicialmente por la investigación. Por supuesto, esto último es un golpe duro para la FEUC. 

Pero, al mismo tiempo, es evidente ante cualquier observador de los campus de la Universidad  -especialmente en los meses de mayo y junio de este 2019-  que son cientos los carteles, letreros, afiches y convocatorias de todo tipo, que jamás han pedido autorización alguna y que ofenden gravemente la dignidad humana y la doctrina de la Iglesia Católica, muchos de ellos con la autoría directa de la FEUC. Unas cuantas “acciones de arte” se han sumado agresivamente contra todo lo que la universidad debiera promover y defender. El elenco de parte de esa gráfica, en mi poder, causa una fuerte impresión. Quienes han solicitado esa información y la han recibido, han reaccionado entre la consternación y la indignación.

Por eso, la sanción contra Magdalena Moncada, fundada en el pretexto de la falta de autorización, tiene una lectura bastante obvia: no se quiere aceptar la fortaleza y coherencia de quienes aún defienden la antropología cristiana, sin darle alguna señal a las fuerzas contrarias de que esas actitudes ya no son toleradas en la PUC.