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¿Nuevos tiempos? Un escenario favorablemente necesario

Veinticinco años. Hoy, luego de haber sido partícipes de la más profunda transformación y modernización del país, la primera impresión que nuestro partido causa en la opinión pública no puede eludir el desgaste. Como todo en la vida, nos hemos visto enfrentados a una infinidad de obstáculos, y de manera orgullosa también podemos contar con grandes logros. Para algunos, 1983 puede resultar incluso remoto. Para nosotros, en cambio, esta fecha representa la piedra angular en la dimensión política del proyecto republicano del Senador Jaime Guzmán.
Hace un par de semanas, en una de nuestras actividades de formación, hizo eco en mi una frase muy asertiva del Profesor Gonzalo Rojas Sánchez en relación a una entrevista publicada al Senador Guzmán, que trasunta todos los contenidos y las doctrinas que nos pueden sustentar, ya que es referente a la principal característica que nos diferencia de nuestros adversarios: Piel de Elefante. Somos, sin ninguna duda, la organización política que ha sufrido más ataques en este cuarto de siglo. Con estoicismo, hemos salido fortalecidos de situaciones inimaginablemente adversas como las acusaciones del Caso Spiniak, el deceso de Miguel Kast y los asesinatos de Simón Yévenes y de nuestro propio fundador y primer presidente.
Muchas complicaciones, por cierto, pero ante las cuales nuestra respuesta ha sido -y será- ser el partido más grande de Chile.
Una recurrente crítica a nuestras directrices es la de haber tenido solo cuatro presidentes en nuestra vida política (Guzmán, Novoa, Longueira y actualmente Larraín). Mas, si este hecho ha permitido que no tengamos una debacle que origine casos como los de Chile Primero o el P.R.I, cualquier contraargumento carece de profundidad analítica y no es sino una clara muestra de lo rebuscado que han sido todos los ataques antes mencionados.
No obstante esto, los hechos no deben conducir a la inercia y menos a la comodidad de nuestras filas. Y justamente, para evitar estos males, dos de nuestros más capacitados referentes han asumido la tarea de consolidar nuestro camino a la alternancia gubernamental y continuar fortaleciendo nuestra estructura doctrinaria y liderazgo. Tanto en el caso del Senador Coloma como en el del Diputado Kast, se refleja el tránsito necesario hacia una ‘remodelación’ del enfoque partidista, sin perder nuestro hilo conductor que nos distingue ni tampoco desconociendo el firme deseo y compromiso de entregarle al país los instrumentos capaces de ‘cambiar el switch’ y terminar con las tremendas desilusiones de los gobiernos de la Concertación. Somos nosotros, nadie más, los que tenemos la responsabilidad histórica de erradicar de una vez y para siempre el cinismo, la impune corrupción y el aprovechamiento del que los chilenos hemos sido vapuleadas víctimas durante ya casi dos décadas.
A menudo, se denosta nuestro conglomerado calificándolo como ‘antidemocrático’. Han sido nuestros dirigentes, no otros, quienes le han salvado literalmente el pellejo a toda la clase política con acciones cuyo único objetivo final es y será proteger la democracia y el orden republicano e institucional. Solo basta con preguntarle a Ricardo Hormazábal (ex-presidente de la Democracia Cristiana) e inclusive al propio Ricardo Lagos en relación a sus acuerdos con Pablo Longueira.
De esta manera es como se defienden los intereses de la nación, no aprovechándose del poder para beneficio personal o bajezas como la victimización mediática, porque no es así como se solucionan definitiva y satisfactoriamente problemas como el alza de los combustibles y los alimentos, la delincuencia, el desempleo, la educación, la salud, entre tantos otros.
En lo personal, creo que Kast y Coloma representan fielmente los intereses que llevaron a Jaime Guzmán a la creación de la Unión Demócrata Independiente, y ante la necesidad de inyectar nuevo oxígeno para los trascendentales desafíos venideros, sabrán responder a cabalidad con nuestras expectativas.

Alfonso Méndez R., Vicepresidente Juventud UDI, Distrito 32