La verdad sobre la pedofilia, la Iglesia y el poder global

Carlos A. Casanova | Sección: Religión, Sociedad

En esta ocasión escribiré sobre un tema que ha tratado ya mi amigo José Luis Widow. Pienso que él dijo muchas cosas que son verdaderas y, en definitiva nos llamó a la conversión, que es la actitud correcta que ha de tomarse cuando se ha caído en la rebelión contra las enseñanzas de Cristo o cuando se ha descuidado la debida oración por la Iglesia. Sin embargo, quiero poner más énfasis en otros aspectos del problema de la pedofilia, tal como lo ha publicado la prensa mundial en los últimos días, siguiendo el liderazgo del New York Times. El otro aspecto que quiero destacar es que, si bien es verdad que hay una crisis en la Iglesia Católica, sin embargo, esa crisis tiene su origen en las seducciones del mundo y de Satanás, que ahora levantan su dedo acusador, homicida e hipócrita, contra la Iglesia. Quiero que los católicos, además de ser conscientes de que necesitamos convertirnos, seamos también conscientes de que  ciertos grupos de interés, promotores del aborto forzado y de la esterilización masiva de las mujeres, está en guerra contra la Iglesia. Voy a citar algunas fuentes, tomadas de la prensa internacional que no se unió al coro del Times, donde esto puede constatarse.

Pravda, el antiguo órgano mediático del Partido Comunista Soviético, ha publicado un artículo portugués de Artur Rosa Teixeira, traducido por Lisa Karpova. Se muestra allí que en los Estados Unidos el número de víctimas de abuso sexual escolar de menores entre 1950 y 2002 fue 157 veces más alto en instituciones no católicas que en instituciones católicas. Se afirma también que el intento de resucitar el caso de Lawrence Murphy, 35 años después de que ocurriera, y la acusación contra el Papa de haber ocultado los supuestos abusos sexuales de un sacerdote de Milwaukee en 1995, cuando dirigía la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, no muestran sino el odio de “The New York Times” contra la Iglesia Católica. El periódico, en efecto, decidió ignorar (1) que ese sacerdote fue exonerado de responsabilidad por los tribunales civiles competentes; (2) que fue sometido a vigilancia, sancionado y castigado con limitación de sus potestades pastorales, a causa de desviaciones en la doctrina (que es para lo que era competente el Cardenal Ratzinger); y (3) que murió cuatro meses después. (Se puede ver más información sobre este caso en: zenit.org del 31 de marzo de 2010). Podemos añadir (4) que la fuente periodística fue el abogado Jeff Anderson, quien se ha enriquecido en los juicios contra la Iglesia Católica y que ahora quiere demandar al Vaticano en una Corte Federal norteamericana (cfr. el artículo de George Weigel, Scoundrel Time(s) en First Things. Así lo señaló también el Wall Street Journal en un artículo sobre el Papa y el Times, publicado durante la semana que precedió al domingo 11 de abril, pero que ya no está disponible en línea).

Pravda va más lejos y denuncia a lo que llama “la oligarquía mundial” que se encuentra detrás de esta campaña de desprestigio de la Iglesia Católica. Menciona, por ejemplo, a la Fundación Rockefeller, que quiere reducir la población del mundo en dos terceras partes. La Iglesia es el principal opositor a los planes de esta oligarquía. El fondo de la campaña, entonces, es desautorizar la única voz de alerta que tiene influencia global.

Ya hubo el año pasado una batalla entre The New York Times y el Arzobispo de Nueva York: este periódico denunció que una comunidad judía ortodoxa de Brooklyn, en el año previo solamente, había sido escenario de 40 casos de abuso sexual infantil, y el Obispo, mediante un artículo que envió al mismo periódico para publicarlo como “co-ed”, llamó la atención sobre la diferencia de cobertura que se dio a ese caso frente a casos semejantes que han ocurrido en la Iglesia Católica. El periódico no publicó el artículo del Obispo, pero éste lo colocó en su página personal. El Times sí tuvo ocasión de replicar, y lo hizo, en efecto, en la página del Obispo. En esa discusión quedó clara una cosa: buena parte de la élite que controla las corrientes mediáticas mundiales quieren hacer ver que sólo en el contexto de comunidades religiosas se da la monstruosidad del abuso sexual de menores. Pero la realidad es que la cultura secularista que esa mismísima élite promueve constituye el veneno que ha entrado en las almas de algunos clérigos y en el seno de algunas comunidades religiosas. El veneno es mucho más activo en ámbitos no religiosos, pero la élite secularista abusa de los medios de comunicación para calumniar a sus oponentes.

Sigmund Freud, el gran héroe del muy de moda psicoanálisis, sostiene que el incesto es el instinto más poderoso del hombre, y el origen último de toda la cultura. El doctor Kinsey, el santón de la revolución sexual de quien Hollywood hizo una película laudatoria, un tributo como de héroe, no sólo mintió sistemáticamente, sino que en el primer volumen de su “Informe”, en las tablas 30-34, da resultados de “experimentos” en los que claramente sometió varios niños a abuso sexual, como mostró Judith Reisman. Nadie ha acusado, además, a la próspera industria de la pornografía.

Después del Concilio Vaticano II los teólogos se declararon en rebelión contra el Magisterio y no pocos Obispos se mostraron sorprendentemente inactivos frente a esa rebelión. Surgieron problemas disciplinarios nunca antes vistos en la Iglesia, pues los pastores toleraron verdaderas atrocidades litúrgicas y éticas, y terribles herejías, de tal modo que los herejes y desviados continuaron en el seno de la Iglesia, contra la tradición apostólica que se refleja ya en la Primera Epístola a los Corintios. En no pocos seminarios norteamericanos se dieron experimentos psicoanalíticos y sexuales. Y debo decir que en no pocos seminarios de otras partes del mundo se dio el mismo tipo de experimento, u otros tan disolventes para la Fe (y aun se dan, en Venezuela por lo menos, en ciertas órdenes religiosas), hasta el punto que uno se pregunta, como los padres asiáticos a los que aludió mi amigo José Luis Widow en el artículoSacerdotes pedófilos, ¡¿Cómo es posible?!, si en algunos casos no habría sido mejor que los seminarios estuvieran vacíos… Durante los años 60-80, como resultado en buena parte de esta “formación”, no pocos pastores se convirtieron en lobos. Ahora se muestran a la luz los amargos frutos de la rebeldía. Pero el mundo, el demonio y la carne no sacan estas cosas a la luz para llamarnos a convertirnos. Al contrario, después de haber seducido a muchos clérigos, quieren aplastar a la Iglesia, llevarla a la desesperación, para que abandone los cánones de la castidad y la virginidad que nos enseñó Jesucristo. En cambio, la respuesta que nos pide nuestro Divino Fundador es la de una conversión profunda, un volver a las enseñanzas evangélicas y a la doctrina eterna que se guarda en la Barca de Pedro: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Y, también, “para los que aman a Dios, todas las cosas son para bien”. Este ataque servirá para que seamos humildes, pongamos nuestra confianza en Dios y nos purifiquemos.

Está bien apuntar, entonces, a la necesidad de conversión de todos y de fortaleza de los Pastores. Mas, a pesar de todo, no debemos perder de vista otras dimensiones del problema. Con toda su crisis, sólo una Institución de Fundación divina, como la sede de Pedro, podría haber gritado al mundo en 1968 que la contracepción es un pecado. Sólo la Iglesia, además, se opuso al tráfico de mujeres que se dio en el mundial futbolístico de Alemania. Sólo la Iglesia se opuso a la imposición del aborto forzoso como medio de control de natalidad en El Cairo (1994), aunque después se le unieron varios países iberoamericanos, varios países árabes, y la Alemania de Helmut Kohl. Sólo la Iglesia ha denunciado las intenciones homicidas y genocidas de “los ricos y poderosos de este mundo”, comparándolos con el antiguo Faraón (cfr., por ejemplo, “Evangelium Vitae”, nn. 16-18). Sólo la Iglesia ha visto claramente las tendencias tiránicas y totalitarias que están tomando control del mundo (Cfr. “Immortale Dei”, “Pascendi”, “Mit brennender Sorge”, “Centessimus Annus”, “Humanae Vitae”, “Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación”, etc.)… Ésta es la principal razón por la que la Barca de Pedro y su Pastor Universal son ahora el principal blanco del odio de los secularistas contemporáneos que controlan todos los principales medios de comunicación, incluidos “The New York Times”, “The Washington Post”, “The History Channel”, BBC, CNN… Católico: atrévete a prescindir de la televisión, a mirar con ojo muy crítico los periódicos, a meditar seriamente la Palabra de Dios.

Conviene ahora acabar pidiendo a los católicos que abran sus ojos. No podemos seguir ignorando la intensa actividad desplegada por el odio a Dios y a su Iglesia, por el odio al hombre (“él es homicida desde el principio”) que se ha desatado en muchos de los principales medios de comunicación social del mundo. Debemos reservar nuestros oídos para el sucesor de Pedro, apartarlos de las mentiras de los enemigos de Dios. Debemos convertirnos y desplegar la prudencia de las serpientes, aun cuando sigamos siendo sencillos como palomas.