
Memoria de Jaime Eyzaguirre
Gonzalo Vial Correa | miércoles 1 de octubre de 2008 | Sección: Historia
No vivía para investigar, escribir ni enseñar (aunque todo esto lo hiciera tan brillantemente), vivía para salvarse y salvar a los demás.
No vivía para investigar, escribir ni enseñar (aunque todo esto lo hiciera tan brillantemente), vivía para salvarse y salvar a los demás.
¿Cuántos son los “actos pacíficos” que degeneran en violencia? Todo lleva a concluir que no son demasiados y que están perfectamente organizados.
¿Y qué es lo que hace usted por los derechos humanos sin etiquetas, por la Justicia sin más y por el auténtico bien común?
Después del éxito militar, puede venir la venganza política, mediática y judicial.
Toda nuestra insignificancia se resuelve en una sola palabra: Falta de alma… ¡Crisis de hombres! ¡Crisis de hombres! ¡Crisis de Hombre!
Él entregó su vida –fue al encuentro solemne con la muerte–, por esos bienes que llevaba consigo, amados sin mancha de egoísmo y simbolizados en esos objetos que portaba: Dios, patria y familia. El sabía que esos bienes eran, a fin de cuentas, los únicos por los que valía la pena vivir y, por eso mismo, los únicos por los que valía la pena morir.