El término de la democracia en Chile

Gonzalo Ibáñez Santa María | Sección: Historia, Política, Sociedad

En su última carta, publicada este jueves, Ignacio Sánchez, rector de la Universidad Católica, expresa que “Mi voluntad nunca ha sido volver a los días previos al golpe de Estado, sino a un análisis y entendimiento de cómo se pudiera haber cuidado la democracia, con tiempo y desde todos los colores”. Meta muy plausible y necesaria que, sin embargo, no era fácil encontrarla en sus cartas anteriores. A continuación, él informa acerca de varios proyectos en que está embarcada la Universidad Católica para alcanzar esa meta.

Como me llama a participar de ese esfuerzo, brevemente me permito, a este propósito, indicarle un camino que para esa Universidad debe ser prioritario: estudiar e informar acerca de cómo se erosionó la democracia desde dentro de las filas clericales de entonces. Por ejemplo, la revista Mensaje, cuando hace el panegírico del Che Guevara e idealiza la violencia que él encarnaba: “Pero hay una tercera violencia. No brota esta del odio o del resentimiento, tampoco es un desesperado gesto de miedo. No se ejerce en beneficio propio sino en servicio a los demás; por la misma razón no es meta sino instrumento. Esta violencia: paradojalmente penetrada de amor, destinada a romper cadenas y despertar lo humano en el hombre, a sustituir la injusticia instalada por una auténtica fraternidad, es la violencia que preconizaba el guerrillero Guevara” (agosto de 1968). Cuba podía estar gimiendo bajo esa violencia, pero desde Mensaje le impartían su bendición y la propiciaban para Chile.

Hay mucho que hablar acerca de la enorme responsabilidad clerical en los sucesos que iban a conducir a Chile a la ruptura del orden democrático. Me parece que ponerla de relieve debería constituir la tarea fundamental de una universidad como la Católica de Santiago. Es que podría ser una manera de cumplir con ese viejo precepto evangélico que nos manda que, antes de ver la paja en el ojo ajeno, saquemos la viga del ojo propio.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente como carta al director por El Mercurio el viernes 14 de julio de 2023.