¿Tiene la empresa algo que decir en el debate sobre el aborto?

Soledad Neumann R. | Sección: Familia, Política, Sociedad, Vida

Crispación ha provocado en los últimos días el debate sobre la despenalización del aborto, sobre todo ahora que la Presidenta ha pedido que este proyecto sea prioridad legislativa.

Sin ánimo de entrar en argumentaciones filosóficas o ideológicas como la de otros foros, considero de todas maneras que la construcción de una cultura pro vida, es algo que compete a todos los integrantes de la sociedad. Por ende, también a las empresas.

Si pensamos por ejemplo, en el caso de una madre que trabaja y que tiene un hijo enfermo, que requiere de más dedicación que uno sano, ¿qué acogida le damos? ¿transformamos a esa mujer y/o ese niño o niña en una persona “cacho”? ¿esperamos el término del fuero para desvincularla? O bien, buscamos alternativas para que asuma otras funciones, para que haga parte o todo su trabajo desde casa, en la modalidad de teletrabajo, para que pueda seguir aportando a su empresa de otro modo, sin quitarle el sustento para mantener a ese hijo enfermo.

Este simple ejemplo tan concreto, sirve para entender por qué quienes están a favor del aborto argumentan que a las mujeres se les impone por ley algo heroico, como tener un hijo(a) enfermo(a) y luego, se las deja solas enfrentando las consecuencias.

En lo personal, creo que el aborto, en una etapa inicial de desarrollo, no tiene justificación alguna. Sobre todo dentro de un marco de convivencia en el cual consideramos la dignidad de cada persona incuestionable, en que el derecho a la vida sostiene a todos los demás derechos y donde no es el más fuerte el que prevalece. En la cultura de la vida nos cuidamos unos a otros, especialmente a los más débiles, a la naturaleza, a los ancianos, los enfermos y a los que están por nacer, educando a sus integrantes en la compasión y la generosidad.

Pero para que ese ideal de sociedad al que aspiramos sea factible, todos tenemos que aportar lo suyo. En esta pugna, acerca de qué tipo de sociedad y cultura queremos construir, invitamos a las empresas a hacer una sincera autocrítica respecto de las prácticas que fomentan o bien, si menoscaban la maternidad de sus trabajadoras.

Aunque ha habido avances en la legislación laboral que protege a la madre y sobre todo al recién nacido, para que reciba un adecuado período de lactancia, aún falta crear conciencia. Varios estudios dan cuenta de discriminaciones veladas o abiertas que sufren las mujeres que quedan embarazadas, en sus ambientes laborales. Discriminación que alcanza incluso a mujeres que no han sido madres, pero que por edad podrían serlo, a la hora de buscar trabajo. Muchas veces, para ellas la maternidad implica perder oportunidades de ascenso de mejorar sus condiciones laborales. O incluso hostigamiento laboral para que renuncien de mutuo propio cuando están con fuero, en especial la licencia por enfermedad del hijo. Además de la menor remuneración que muchas veces reciben por el mismo trabajo que realizan sus compañeros varones, en un país en que ha costado mucho instalar la maternidad – paternidad co–responsable. Los costos asociados a tener hijos pesan sobre la madre, no el padre. El costo de sala cuna (en empresas de más de 20 trabajadoras solamente) es sólo para la madre, en lugar de ser un costo compartido parental.

Una sociedad que no protege la maternidad y la familia se pone en jaque a sí misma. En Chile el índice de natalidad alcanza 1,83 hijos por mujer. Este valor es muy inferior al 2,1 de tasa de natalidad que se requiere para garantizar la estabilidad de la pirámide poblacional.

Los países que conocen el drama de tener una población envejecida, han implementado políticas que incentivan la maternidad y familias numerosas, con beneficios tributarios, entre muchos otros.

Si bien es cierto, que existen muchas empresas que se preocupan genuinamente de ser un real espacio de desarrollo familiar además de laboral, se trata aún de un desafío pendiente para muchas otras. Asumamos este desafío y revisemos nuestras políticas en esta materia, para ver cuáles son en efecto, pro-vida y cuáles pueden estar obstaculizando la maternidad, para que después podamos participar del debate mostrando ejemplos concretos, que las mujeres y sus hijos no están solos, sino que cuentan con el apoyo irrestricto de las empresas y de toda la sociedad.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Chile B, www.chileb.cl.