¿A dónde va la Reforma Constitucional?

Rodrigo Pablo P. | Sección: Política

Una pregunta que todos deberíamos hacernos es hacia dónde marcha el plan de nueva constitución. El gobierno no ha dicho nada; lo que nos obliga a todos a intuir e investigar cuál es el camino que quiere que el país siga para alcanzar el desarrollo; el que de seguro buscará imponer en el proceso constituyente a través de las clases de educación cívica que ha propuesto. En este sentido resulta particularmente interesante el libro de Carlos Ominami, “Secretos de la Concertación” (publicado en 2011), en el que este autor, ex ministro y ex senador, padre putativo del candidato del PRO, y uno de los principales intelectuales de la izquierda chilena, plantea modelos a seguir, un modelo constitucional y, en general, el nuevo orden que debería imperar en Chile.

Para comenzar Ominami plantea que en el último siglo “todos los países que componen el subcontinente (Sudamérica) han protagonizado procesos que se inscriben en una senda progresista”: “Argentina, que de la mano de los Kirchner salió del fondo del pozo”; “Bolivia, que bajo el liderazgo de Evo Morales está protagonizando un cambio de enorme profundidad”; “Perú, que con la reciente elección de Ollanta Humala como presidente de la Nación, está demostrando que es posible desafiar los poderes fácticos”; “Uruguay, que dejó atrás una larga senda de gobiernos conservadores, colorados y blancos, y bajo la conducción del Frente Amplio y los presidentes Tabaré Vásquez y José Mujica ha profundizado la democracia interna y ensanchado de manera importante los caminos de la justicia social”; Paraguay que “fue capaz de poner a la cabeza del Estado a un progresista como Fernando Lugo”; “Ecuador, que bajo el liderazgo del presidente Correa, lucha por dejar atrás un largo período de inestabilidad y estancamiento”; “Venezuela, que con la revolución bolivariana está buscando respuestas a un sistema duopólico que se desplomó bajo el peso de la corrupción y el desprecio ciudadano”. Luego, continúa señalando que “la social democracia, el pasado de Europa, no puede ser el futuro de América Latina. Se equivocan rotundamente quienes pretenden descalificar a muchos de los procesos en curso acusándolos, despectivamente, de populismo”.

Luego, Ominami agrega: “la misión del progresismo consiste en hacer avanzar la idea de que la libertad individual solo puede ser producto del trabajo colectivo. En América del Sur están surgiendo nuevos movimientos progresistas, que incorporan, pero al mismo tiempo superan a las viejas izquierdas, que en muchos casos se han convertido en fuerzas conservadoras. Son fuerzas que en algunos países como Bolivia, Ecuador y Venezuela, se han planteado como objetivo esencial una transformación radical de la política, acumulando la potencia necesaria para convocar a asambleas constituyentes que han elaborado nuevas cartas fundamentales”. Señala luego que Brasil y Uruguay son ejemplos especialmente buenos a seguir para Chile, y que toda esta corriente se debe denominar: “nuevo progresismo”.

Sobre el nuevo progresismo, dice que este “debe ser radicalmente democrático”. En Chile señala que es la presencia de los denominados “técnicos” lo que ha causado el alejamiento de las masas de la política, al confiar en ellos en lugar de en las instituciones verdaderamente representativas. Así hay que aumentar los espacios de participación y deliberación ciudadana. En este sentido “el Estado tiene un papel insustituible”, ya que “todavía no se inventa nada mejor para expresarse y hacer valer el interés común”. El nuevo progresismo debe mejorar y solidificar el Estado y la democracia, haciendo esto sobre una moral sólida, para que el juego democrático deje de poder decidir, solamente, quién administrará el poder por un determinado período. En este orden de cosas, destaca como héroes y mártires que sentaron los cimientos del nuevo progresismo a “Ernesto Che Guevara, Salvador Allende y Néstor Kirchener”.

Tras mostrarnos los modelos a los que aspira; Carlos Ominami, nos da sus lineamientos programáticos, diciéndonos que el nuevo progresismo debe buscar:

  1. Nueva Constitución y Reformas Políticas: la Constitución de 1980 es, en el decir de nuestro autor, “una camisa de fuerza para el desarrollo del país”, y debe ser reemplazada por una que sea “legítima en su origen y que consagre un Estado social y democrático de Derecho”. Con esto a la vista, debe atenuarse el presidencialismo y dársele más poder al Congreso Nacional, debe establecerse un nuevo sistema de pesos y contrapesos que permita “limitar el poder de aquellos órganos no elector por la ciudadanía, como el Tribunal Constitucional”. Se debe a su vez: nacionalizar el agua; reconocer el derecho a voto de los chilenos que viven en el exterior; reconocer el carácter plurinacional y pluricultural de Chile; garantizar la igualdad; promover una efectiva regionalización; introducir la iniciativa popular de ley y el plebiscito sobre materias relevantes; introducir un defensor ciudadano; reformar los partidos políticos, introduciendo primarias obligatorias y financiamiento permanente y público de ellos.
  2. Ampliación de libertades: en este ámbito propone: “reconocimiento de los pueblos originarios”; “aborto terapéutico con fines eugenésicos o ético-sociales”; “píldora del día después, garantizando la universalidad efectiva de su acceso y penalización para quienes la nieguen”; “respeto a la diversidad sexual, mediante la consagración, en un primer momento, de las uniones civiles y, luego, del matrimonio entre homosexuales”; “libertad de culto, derecho humano fundamental que requiere del perfeccionamiento de la Ley de Culto, de manera de garantizar la igualdad de trato por parte del Estado a las diversas iglesias y religiones”.
  3. Hacia una igualdad de género: se requiere, dice: “igualdad salarial”; “reconocimiento del trabajo doméstico”; “subsidios a la contratación de la mujer”; “políticas integral de protección contra la violencia de género”; “ley de cuotas que garantice la participación equilibrada entre mujeres y hombres en el Congreso y en todas las instancias de decisión, como por ejemplo, en los directorios de las empresas públicas”; “ley marco de derechos sexuales y reproductivos”.
  4. Una visión integral de la seguridad pública: hay que modificar la constitución para rebajar la protección de la propiedad y aumentar la de la persona, mejorar los sistemas de rehabilitación, despenalizar el “consumo de marihuana como forma de reducir el volumen del mercado negro”, en este sentido, señala que el enfoque progresista ante las drogas debe tratarlas como un problema de salud.
  5. Un nuevo modelo de desarrollo: hay que subordinar las finanzas a la producción; establecer planificaciones de mediano y largo plazo; establecer, en este contexto, alianzas público privadas. En este sentido, hay que restarle poder a instituciones conservadoras como el Ministerio de Hacienda y el Banco Central, y reformar el Ministerio de Economía de manera que se convierta en el organismo que dirija la economía hacia el futuro.
  6. Recuperación de la soberanía sobre nuestros recursos naturales: el agua debe ser “elevada a la categoría de bien nacional de uso público”; todos los recursos no renovables deben estar sujetos al pago de un royalty; Codelco debe mantenerse en manos estatales, y debe aprobarse una ley de protección de glaciares.
  7. Ampliación de los derechos de los trabajadores: se debe fortalecer la negociación colectiva, la sindicalización y el cumplimiento efectiva de la ley de subcontratación; modificación del régimen de los empleados públicos; establecimiento de un Defensor Laboral; una política laboral que establezca un salario ético para todos los chilenos.
  8. Opción por la pequeña y mediana empresa y democratización del emprendimiento: aquí lo más relevante es la creación de un Defensor del Emprendimiento y la Competencia Leal, así como, el lograr que el fisco pague a sus proveedores en tiempos razonables.
  9. Protección frente a abusos financieros: aquí se busca informar a los consumidores y fortalecer a los reguladores.
  10. Nuevas formas de protección social: el país debe transitar “desde una política social focalizada, hacia una política basada en la universalidad de derechos”. Aquí “se trata de ir más allá de la manida igualdad de oportunidades, para avanzar hacia la igualdad de posiciones”. Por otro lado, hay que ver la forma de evitar la captura del apoyo público por pequeños grupos.
  11. Fortalecimiento de la educación pública: el Estado debe privilegiar la educación pública, por ser ella “la única que está en condiciones de garantizar un mínimo de igualdad”. La nueva constitución, debe ordenar al Estado garantizar un mínimo de calidad de la educación.
  12. Una reforma tributaria progresiva: propone: impuestos progresivos para empresas, disminución del crédito de primera categoría, aumento del impuesto adicional, IVA progresivo.
  13. Nuevos estándares en sustentabilidad ambiental: se debe robustecer la institucionalidad.
  14. Nueva matriz energética: debe buscarse una matriz basada en energías renovables no convencionales.
  15. Democratización de los medios de comunicación: se requiere de una política nacional que permita financiar medios de comunicación sin fines de lucro que permitan que la totalidad del país pueda expresarse; se debe contar con un canal nacional que garantice el acceso a todas las formas de pensar; la ley debe garantizarle al Estado un número de frecuencias para que las organizaciones estudiantiles puedan tener canales de radios para dar a conocer sus propuestas, los que pueden financiarse vía fondos concursables. En suma, el Estado debe convertirse en garante de la libertad de expresión.
    Se debe regular el espectro radioeléctrico, que es un bien de todos los chilenos, y el Estado debe distribuir la publicidad.
  16. Prioridad latinoamericana en política exterior: hay que fomentar nuestras relaciones con los vecinos de la región, fortaleciendo especialmente Unasur; a su vez se debe dar solución al conflicto con Bolivia otorgándole salida soberana al mar, y desterrar la idea de que somos un buen país en un mal vecindario.

Todo lo anterior, es un resumen de las 30 páginas finales de su libro, si falta o se quita algo de lo dicho no ha sido deliberado, sino simplemente un error. Espero que este trabajo sirva, para poner al corriente a sus lectores de lo que se busca con la nueva constitución y, en general, con las reformas impulsadas por el actual gobierno. Todo ello con el fin de tener un debate más transparente y abierto.