Algo más sobre el aborto

Eugenio Yáñez | Sección: Política, Sociedad, Vida

#04 foto 1Aunque en este diario se han publicado varias columnas sobre el aborto, queremos una vez más abordar este problema. No pretendo originalidad en las siguientes reflexiones, sino tan solo recordar algunos aspectos, a nuestro juicio, evidentes y hasta obvios. Pero como lo obvio se da por sabido y lo que se da por sabido, se olvida, no está de más recordar algunos aspectos.

 

¿De qué hablamos cuando hablamos de aborto?

1.- En primer lugar estamos hablando de “aquella acción que se ejerce sobre una mujer en estado de gestación, independiente de la forma en que se lleva a cabo, tendiente a la eliminación deliberada y directa de un ser humano en la fase inicial de su existencia, es decir, entre la concepción y el nacimiento, con resultado de muerte” En este contexto, el aborto no es una simple interrupción del embarazo.

2.- En segundo lugar estamos hablando de “alguien”, no de “algo. El nasciturus no es sólo un complejo de tejidos, un amasijo de células, protoplasma, una masa amorfa, un tumor, un mero apéndice, una “cosa”. Bernard Nathanson sostiene que “estudiando el feto al interior del útero materno pude comprobar que era un ser humano con todas sus características y que debe otorgársele todos los privilegios y ventajas de que disfruta cualquier ciudadano”.

Por otra parte, cuando una madre va a hacerse una ecografía no dice vengo a ver a mi mórula o blastocito, dice vengo a ver a mi hijo. Del mismo modo, los padres que han perdido a su hijo antes de nacer no dicen, perdimos un feto o un embrión, decimos perdí un hijo. Pero además, ha sido la evidencia biológica a través del desarrollo de la genética y embriología, la que ha demostrado que el embrión desde el principio está totalmente constituido, de este modo, nada sustancial a su naturaleza recibe de fuera.

Desde la fecundación cuenta con un ADN propio, que lo individualiza. Este complejo proceso que se inicia con la fecundación está caracterizado por la coordinación, la continuidad y gradualidad. De este modo, estamos ante una persona en acto (no en potencia).

3.- En tercer lugar estamos hablando de un problema moral. La pregunta acerca de la eliminación o no de un ser humano inocente en el seno materno, es una cuestión eminentemente moral, pues de lo que se trata, por una parte, es de juzgar si el acto deliberado de dar muerte al más inocente, débil e indefenso de todos los seres humanos, es un acto bueno o malo. Por otra parte, lo que está en juego es el mayor, o uno de los mayores bienes del hombre, a saber: su propia vida.

Esto no significa desconocer las implicancias jurídicas, sociales, sanitarias, religiosas o económicas, de este tema, pero pretender reducir el aborto a un problema de salud pública, de política social, jurídico, religioso o económico, es desconocer su verdadera naturaleza.

#04 foto 24.- En cuarto lugar, estamos hablando de un mal. Legalizado o no el aborto es un mal porque causa un daño injusto a un ser inocente, pues se le priva injustamente de su derecho a la vida. Pero también para la madre, pues consentir la eliminación de su hijo es en la mayoría (o en todos) de los casos, una experiencia dramática y traumática que le provoca un doble daño; psicológico (la lista es larga).

La literatura disponible, matices más, matices menos, señala que la gran mayoría de las mujeres que han abortado enfrentan problemas psicológicos o psiquiátricos, conocidos técnicamente como trastornos por estrés post-traumático (post traumatic stress disorder). Pero sufre también eventuales daños físicos. Causa también un daño a la sociedad, dado que priva injustamente a la sociedad de alguien que nunca estará demás. Nadie sobra en este país.

5.- En quinto lugar, recordemos que el aborto es un acto injusto, porque le niega al no nacido aquel bien que en virtud de su naturaleza le corresponde: su vida. Más allá de las circunstancias en las que él fue procreado, le corresponde disponer de todos los medios y cuidados necesarios para su normal desarrollo. Concurren, además, tres circunstancias que agravan la injusticia del acto: a) la inocencia, debilidad e indefensión del no nacido; b) el grado de parentesco de quien consiente la agresión, los padres o familiares y c) la brutalidad del acto.

6.- Pero el aborto no solo es un acto injusto, es además un acto violento y brutal, efectuado con premeditación y alevosía. El niño muere descuartizado, desmembrado y con el cráneo triturado, o bien es quemado mediante una solución salina altamente concentrada que lo quema por dentro y por fuera. Otra manera de eliminarlo es matarlo por inanición. En los casos en que sobrevive al aborto, se le mata asfixiándolo o ahogando en un balde con agua.

7.- Estamos hablando también de una forma indirecta de reponer la pena de muerte, pues una ley que permite la eliminación del más débil, inocente e indefenso de todos los seres humanos equivale a una sentencia de muerte.

#04 foto 38.- Por último, estamos hablando de dos formas diferentes de concebir la vida y de lo que queremos para nuestro país. Son diferencias, si se me permite la expresión “de fondo”. Un país que aspira al desarrollo, no sólo económico, debe renunciar al empleo injustificado de la violencia, y debe no sólo tolerar a los seres más vulnerables de la sociedad, sino protegerlos y promoverlos.

Pero no basta con tomar conciencia sobre el problema. Hay que realizar acciones concretas que tiendan a minimizar o eliminar de nuestra sociedad los abortos. En esta labor tienen responsabilidad tanto el Estado como la sociedad civil.

El Estado debe proveer todos los servicios necesarios, médicos, psicológicos, materiales para ayudar a las mujeres que se encuentren ante situaciones dramáticas. Habría que crear un ministerio de la familia, o al interior del SERNAM crear una especial para estas situaciones. Se debería también ayudar a las organizaciones que se preocupan de acoger a mujeres embarazadas. Estas acciones no solo disminuirían considerablemente este flagelo, sino harían de nuestro país, un lugar más humano.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Chile B, www.chileb.cl.