¿Politización?

Alfredo Jocelyn-Holt | Sección: Política, Sociedad

Acaba de salir un nuevo informe de Desarrollo Humano del PNUD, esta vez sobre “los tiempos de la politización” como ellos llaman lo que estamos viviendo. Esto es, el clima de desconfianzas, sueños y demandas colectivas que exceden los límites de la política convencional y, en que, si bien se perturba y deslegitima la manera como se han hecho las cosas hasta ahora, no queda claro a dónde se nos va a llevar de persistir en esta línea, ni cuáles serían las soluciones propuestas, más allá de puras vaguedades. Uno lee el Informe –basado en encuestas y entrevistas–, y se queda con la sensación algo desconcertada (como cuando se está ante terapias grupales) de que habría mucha gente entusiasta, agitada, aunque confusa que, igual, exige que se la oiga allá fuera, en la calle, en las redes, en los patios de escuelas…

Confusa porque no es que se estén “diciendo” cosas (para eso hay otros canales, espacios, niveles y estándares de rigor) aun cuando son muchos los que están tratando de descifrar lo que reclaman. Por de pronto, la gente del PNUD y el progresismo académico biempensante: los auto-asumidos terapeutas a cargo del paciente. Con todo, ¿por qué no llamar esto derechamente agitación, antes bien que politización? ¿Qué tan espontánea es esta nueva toma de conciencia de “lo político”? Y de no ser tan libre de fuerza, ¿por qué deberíamos estar atendiéndola en tanto provocación y protesta, no a través de un debate informado, plural y tolerante de las diferencias por vías institucionales, como corresponde? No porque la vieja política sea tradicional es desechable así como así.

Permítaseme un par de ejemplos tomados de la experiencia diaria de nuestras universidades públicas, insisto, más “agitadas” y “concientizadas” (en ese sentido “politizadas”) que debidamente políticas, como siempre lo han sido y no está mal que lo sean. ¿Qué hacemos los profesores cuando nos topamos con lienzos, supongo que de nuestros propios alumnos, que berrean desde los muros del patio: “Ni Un Minuto De Paz Para Los Ricos. Juventud Guevarista” y “La Revolución Es la Unica Fuente de Derechos”? O bien, cuando ante la decisión de un colega de no seguir ofreciendo futuros cursos a alumnos que insisten en los paros (está en su derecho), el Centro de Estudiantes llama a obligar al profesor, de lo contrario hay que destituirlo por “insultar” a las movilizaciones. Es decir, ley del embudo y al tacho con la libertad de cátedra. Lo mismo pasa con la demanda de triestamentalidad: ¿para qué discutir sobre cogobierno si, antes, yo, en tanto grupo de presión, puedo forzar mi propósito y, en los hechos, paso a gobernar la institución a mi pinta? Lo que es las autoridades universitarias -aterradas, cómplices o ineptas- no cortan la lesera. ¿Es que se supone que el resto de los profesores hemos de ponernos a “cacerolear” cuando esto no dé para más? ¿Ahí sí estaremos a tono con los nuevos tiempos “politizados”?

Estuve la semana pasada tres horas reunido con el equipo encargado del Informe del PNUD. Sugiero leerlo.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por La Tercera.