Sobrante
P. Raúl Hasbún | Sección: Familia, Política, Sociedad, Vida
Cuando la candidata presidencial de Nueva Mayoría aboga por un país “que nos necesita a todos, donde nadie sobra”, se ha de entender que ningún miembro de nuestra sociedad está de más, y que Chile no tiene más personas de las que necesita. Su planteamiento no es original: llevamos décadas leyendo el letrero que en las inmediaciones de un recinto escolar advierte: “en esta comuna no sobra ningún niño”. Es, además, anticuado y retrógrado: el Chile contemporáneo no está preocupado con la fantasía malthusiana de que sobra gente. Su nudo ciego es el envejecimiento acelerado de su población y la caída dramática de sus tasas de natalidad. Imitando servilmente los falsos modelos de países “desarrollados”, las políticas públicas de los últimos 50 años han favorecido un estilo de vida en que la procreación y educación de los hijos termina erigiéndose como obstáculo a los proyectos de realización personal y profesional. Un estadista visionario no se limitará, hoy en Chile, a repetir el eslogan biensonante de que no hay personas sobrantes: diseñará políticas que aseguren, en el corto y mediano plazo, llenar el inquietante vacío de personas faltantes.
En congruencia con esta visión anticuada y retrógrada, la candidata anticipa como uno de sus ejes programáticos la política antivida por excelencia: despenalizar el aborto. Entre 50 a 60 millones de vidas humanas –personas humanas– se extinguen cada año en el mundo por este concepto. Europa se ha vuelto vieja, cansada, tristemente olvidada o desencantada de su imagen tradicional: ser creadora de historia, fuente de nuevas culturas. China empieza a tomar conciencia de su japonés harakiri, autoinfligido hace 40 años: prohibir bajo castigo tener más de un hijo por familia. Algún día se nos documentará la masacre genocida esbozada en el dato duro: de 1,35 millones de nacimientos anuales se ha llegado hoy a 630 mil. No es que los chinos hayan optado por la castidad conyugal. Las esterilizaciones y los abortos forzados han desangrado sus cuerpos y sus almas. Recién empiezan a presentir el colapso económico y cultural asociado a la estúpida premisa de que en su país sobra gente.
En Chile no sobra nadie. Faltan personas, falta más vida. Y la candidata que aboga por un país en que nadie esté de más, manifiesta un fervor mesiánico por una pedagogía legislativa y cultural que sabidamente mata la vida por cualquier pretexto y vuelve vieja a la nación. Siendo Presidenta, anunció ante el Congreso Pleno su discrepancia con un fallo inapelable del Tribunal Constitucional y su firme determinación de hacer llegar la prohibida píldora del día después a toda mujer que la requiriese. Voluntad que logró plasmar en ley. En Chile no sobran vidas. Autorizar legalmente la eliminación de las ya concebidas es una versión hipócrita de las “vidas inútiles” discriminadas y masacradas por la Alemania nazi.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Revista Humanitas, www.humanitas.cl.




