La incoherencia de ciertos sectores
Matías Zulueta | Sección: Política, Sociedad, Vida
Hoy el “trending topic” es el caso de Belén y la violación que sufrió por parte de su padrastro. Este caso ha traído a colación el debate sobre si es legítimo legislar sobre el aborto en casos excepcionales (ej. violación). Muchas organizaciones pro-aborto aprovechan el minuto y se cuelgan del caso de Belén para defender sus agendas, lo que, hasta un cierto punto es comprensible. Lo que resulta difícil de comprender, es que ciertos sectores políticos que apoyan estas agendas son, en parte, los mismos sectores que dicen defender los derechos humanos. Son estos sectores los que defienden a raja tabla el aborto en caso de violación (y otros casos). No sé que les sucederá al plantear el aborto como solución, quizás justo al defender el aborto en casos excepcionales por ventura pierden la memoria y de pronto se les olvida como comienza la carta de los derechos humanos, donde el primer derecho, es el derecho a la vida. No existe y no va existir nunca en la historia de la humanidad una sociedad que viole más severamente los derechos humanos, que una sociedad donde se legalice cualquier tipo de aborto. Ni siquiera los peores gobiernos totalitarios nacionalistas y comunistas se comparan con una sociedad donde el aborto (de cualquier tipo) es aceptado.
A veces me pregunto ¿será que los derechos humanos solo se citan cuando estos se alinean con nuestros propósitos?
Al mismo tiempo, es curioso ver que estos mismos sectores son lo que rechazan firmemente cualquier tipo de pena de muerte, “sin darse cuenta” que el aborto es la peor pena de muerte existente. El bebé que está dentro del seno materno no tiene derecho a un abogado, no tiene derecho a reclamo, no tiene derecho a apelar por si la corte se equivoca. No tiene ningún derecho, que si llegaría a tener en unos meses más si se le dejara vivir, solo por el hecho de estar dentro del vientre materno. O sea el aborto es una pena de muerte que por esencia es injusta, y la más injusta de todas.
El centro del debate no debería estar puesto en si se aprueba la ley que permite el aborto en casos excepcionales, sino que, el centro debería estar en cómo asistamos y apoyamos a la madre y su bebé, sin pasar a llevar la integridad de ninguno de ellos.
En una violación con consecuencia de embarazo, existen tres personas directamente implicadas: el violador, la mujer y el bebé. Solo existe un culpable y es el violador. La madre y el bebe son inocentes.
Por lo tanto se deben hacer tres cosas al mismo tiempo; la primera es castigar al culpable (poder judicial), lo segundo es asistir y apoyar a la mujer (poder ejecutivo y sociedad, a través de políticas públicas e instituciones que apoyen a la madre) y lo tercero es velar y proteger al bebé que estar por nacer (poder legislativo y sociedad, tener leyes pro-vida que protejan al que está por nacer y que agilicen el proceso de adopción cuando la madre así lo quiera).
¿Tiene sentido que tras un horrendo crimen, como es una violación, castiguemos al más inocente de todos? ¿Es coherente esta postura con la carta de derechos humanos que tanto defendemos como sociedad? ¿Es acaso la pena de muerte aplicada al inocente sin capacidad de defensa la solución al problema de fondo?
Sin duda queda mucho por debatir, pero lo mínimo que uno puede esperar es coherencia en los principios que defendemos como sociedad.




