Un día trágico para EE.UU.
Ricardo Benjumea | Sección: Familia, Sociedad
Ha sido una dolorosa derrota, pero podía haber sido peor, escribía el lunes, en su blog, el cardenal Dolan, arzobispo de Nueva York y Presidente del Episcopado. Por 5 votos a 4, la Corte Suprema declaró inconstitucional la Ley de Defensa del “matrimonio” de 1996, por «hacer unos matrimonios más respetables que otros». A la vez, el Supremo afirma que la definición de matrimonio es competencia de cada Estado, por lo que el fallo no afecta a los 37 Estados (de 50) que sólo reconocen el matrimonio natural, 29 de ellos incluso consagrando expresamente la definición hombre-mujer en sus Constituciones. Lo que sí hace la sentencia es extender también a los “matrimonios” homosexuales los beneficios fiscales federales en aquellos Estados donde estos “matrimonios” estén legalizados. Quedan dudas en el aire: ¿qué pasa con los “matrimonios” homosexuales que se muden a Estados donde no se les reconozca? La batalla legal no ha terminado.
Unas horas después, el mismo 26 de junio, también por 5 votos contra cuatro, el Supremo dictaba una segunda sentencia, que revocaba el resultado del Referéndum de 2008, promovido por grupos pro familia, frente a la sentencia del Tribunal Supremo de California que había legalizado el “matrimonio” homosexual. Un tribunal anuló el resultado del referéndum, y las autoridades californianas se negaron a apelar. Lo hizo un grupo de ciudadanos, pero el Supremo ha dictaminado que no eran competentes.
Los obispos norteamericanos lamentaron ambas sentencias en un comunicado, calificando la jornada como «día trágico para el matrimonio y para nuestra nación». Firman la nota el cardenal Dolan y el arzobispo de San Francisco, monseñor Cordileone, Presidente del Subcomité episcopal para la Promoción y Defensa del Matrimonio. Este último ha estado en Roma, para recibir el palio arzobispal de manos del Papa, y ha hablado del gran reto pendiente para la Iglesia: «Incluso si la Corte hubiera emitido un fallo que nos gustara –ha dicho desde allí–, aún tendríamos mucho trabajo que hacer para ayudar a nuestro pueblo a comprender qué es realmente el matrimonio, por qué es importante para el bien común y por qué es esencialmente una institución que promueve la justicia social y el bien de los niños».
El clima cultural es desfavorable. El matrimonio natural ha ganado casi todos los referendos convocados, pero va dejando huella el apoyo mediático al “matrimonio” homosexual, prácticamente unánime, incluso en medios que, editorialmente, se posicionan en contra. Lo constata un informe del Centro de Estudios Pew, tras analizar unas 500 historias periodísticas. La proporción de opiniones favorables en las noticias es de cinco a una.
Se transmite la idea de que éste es un movimiento imparable a favor de la igualdad. Y a los católicos, «se nos dirá que nos guardemos nuestras opiniones ‘opresivas, intolerantes, medievales y pasadas de moda’». En un futuro próximo, «seremos acosados si queremos transmitir esas ‘opiniones’ a nuestros hijos, comportarnos según ellas y ejercitar nuestra fe públicamente», advierte el cardenal Dolan.
No se ha llegado hasta este punto por casualidad. Tras la normalización del divorcio, «la poderosa maquinaria para redefinir el matrimonio salió de la estación hace aproximadamente una década. De modo sombrío, nos hemos dado cuenta de que Hollywood, los profesores universitarios, los grandes diarios…» están ganando la batalla. «¿Y qué podemos hacer? ¿Enfadarnos?» ¿Añorar «los viejos días»? La única respuesta es «la nueva evangelización», que consiste también en «presentar las verdades atemporales de nuestra fe –como el verdadero matrimonio– de un modo convincente, coherente, freso, para volver a convencer a nuestro pueblo».
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Alfa y Omega, www.alfayomega.es.




