Aborto como mecanismo de control de la natalidad

Gustavo Bueno | Sección: Política, Sociedad, Vida

El filósofo asturiano Gustavo Bueno, ha abierto una brecha filosófica en el debate sobre el aborto al hacer una serie de precisiones, desde su perspectiva materialista y razonada, a propósito de la reforma de la ley que pretende el Gobierno y que considera un auténtico desastre ya que se convertirá en un método de control de natalidad. A este propósito sostuvo ayer en Oviedo que las mujeres que abortan “deberían de ser multadas por negligencia, al no haber sabido a tiempo controlar la natalidad”. “No se puede tolerar que una mujer aborte porque se tome a broma estas cosas y porque esté amparada por una ley”, señaló.

Bueno realizó estas manifestaciones a la agencia Europa Press antes de pronunciar la conferencia ‘Análisis, desde varias perspectivas de la Ley del Aborto’ en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. El profesor emérito de la Universidad de Oviedo, que en ocasiones se ha definido a sí mismo como “ateo católico”, “tomista no creyente” y “marxista heterodoxo”, señaló que la Ley del Aborto se convertirá “en un método anticonceptivo de control de la natalidad” y explicó que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído y la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, “pretenden institucionalizar una especie de fábrica de abortos masivos incesante hasta los seis y siete meses de embarazo”.

Bueno calificó de “desastre” la nueva ley porque “los casos del aborto deben de ser puntuales, como en la actualidad, pero no generalizarlos”. “Es pura inconsciencia inspirada por el sentimiento progresista y por ir contra la iglesia porque les parece que la razón va contra la Iglesia”, añadió. Bueno dice también que es un debate desencadenado por el Gobierno y mal planteado desde el principio, en la medida que supone la existencia de plazos en el embarazo y que el aborto libre deriva del derecho de la mujer. “Se desconoce si este derecho es natural, en plena metafísica, o si es positivo, que sería cuando hay una ley que lo determine”.

El profesor señala que lo que se quiere es “encubrir” ese carácter contingente y aleatorio de ese derecho que puede salir de una votación en el Parlamento llamándolo democrático como si la democracia justificase un derecho que se presume definitivo. “Se está presentando el proyecto como progresista y racional y lo más grave es que estas ideas tan claras de las ministras indican un infantilismo de adolescente”.

El problema del aborto tiene muchas facetas, la cara teológica-religiosa, la cara biológico-médica, la jurídica-económica y la cara política. “Esta multiplicidad de caras no son simplemente aspectos que se puedan integrar en modo enciclopédico sino que están en conflicto unas con otras, y cada una tiene sus propias leyes”. En este sentido, Bueno manifestó que los científicos, por mucho que sepan de la fisiología del embarazo, “no pueden emitir un juicio sobre el aborto, y ni siquiera la ética”.

El filósofo asturiano acusó a Trinidad Jiménez de encomendar a la sanidad la intervención en el aborto. “¿Cómo los médicos pueden encargarse del aborto si lo tienen prohibido en el juramento de Hipócrates? ¿Por qué los Colegios de Médicos no protestan? No se puede encargar a los médicos de principio la misión de colaborar con un aborto. Se destroza toda la tradición”, añadió.