Desde que me miraste, soy…
Patricia Gonnelle | Sección: Familia, Política, Vida
Desde hace 10 años, varias organizaciones pertenecientes a la Red por la Vida y la Familia celebran el 25 de marzo el Día del Niño por Nacer, al igual que en varios países del mundo, principalmente del continente latino americano, para recordar la dignidad del niño en gestación y de la madre embarazada.
En Chile existen más de 100 días nacionales, cada uno con su particularidad (día de los zurdos, de la empanada, del cine, del pescador, etc.), pero el niño en gestación aun no tiene su debido reconocimiento público.
La primera solicitud parlamentaria se hizo en 1999 y la Sala del Senado aprobó unánimemente el Proyecto de Acuerdo (n°395-12) que declaraba el día 25 de marzo como el “Día del niño concebido y no nacido”, decreto que se remitió al entonces Presidente de la República, Eduardo Frei, solicitándole que instaure este día. También existe el acuerdo 34 del período legislativo anterior 2006-2010 de la Cámara de Diputados, aprobado el 17 de mayo de 2006 (de todos los diputados presentes, sólo un voto en contra), que también solicitó al ejecutivo declarar el 25 de marzo como el “Día del Niño que Está Por Nacer”. Los presidentes de la Concertación nunca firmaron el decreto.
También, en dos oportunidades, se entregaron firmas al Ejecutivo: 40 mil en 1999, con 200 instituciones adheridas, y 110 mil, en 2011. Este mismo año, el Senador Orpis vuelve a poner el tema en Tabla, esta vez como proyecto de ley (n°7254-07) titulado: “Día de la adopción y del que está por nacer”. El proyecto fue aprobado primero en Comisión de DD.HH del Senado y después en Sala, en general y en particular, unánimemente, sin debate. En su segundo trámite, en la Cámara de Diputados, la comisión de Derechos Humanos rechazó el proyecto por UN solo voto, mientras que la comisión de familia lo aprobó por amplia mayoría.
El proyecto entra luego a Sala para su votación final y esperamos que por fin se podrá tener un día oficial al año para recordar la dignidad del niño en gestación, de la maternidad, o sea de todas las mujeres en una etapa de su vida.
El niño en gestación, y por ende su progenitora, benefician más de 100 años de políticas de salud y de muchos derechos públicos específicos (fuero maternal, subsidios,..), así como de privilegios que se le otorga a la mujer embarazada solo porque su estado lo amerita (por ejemplo puede excusarse de asistir a un juicio). O sea, no se trata solamente de la legislación positiva sino del espíritu y ánimo con el que el país entero ha desarrollado su vida republicana en torno a la protección de su patrimonio y capital humano. También cabe recordar los programas “Chile Crece contigo” del gobierno anterior y “Comprometidos por la Vida” del gobierno actual, que reconocen en la maternidad una condición peculiar y merecedora de un trato especial.
Los argumentos a favor de que se instaure este día sobran… Pero sin embargo, de nuevo se inmiscuyó el totalitarismo ideológico imperante, que quiere implementar el aborto amparándose en el derecho a decidir de la mujer por sobre el derecho a la vida del niño. Las feministas del momento arguyen que este proyecto es una tentativa para “impedir que se instale el aborto” en Chile.
El afán de imponer esta ideología es tan tenaz que los argumentos bordean lo inimaginable. A modo de ejemplo, podemos citar a la socióloga, amiga y asesora de M. Bachelet, Claudia Dides, que es una férrea partidaria del aborto como asunto de “salud pública”. Ella presentó en la Comisión de Familia de la cámara baja unos argumentos que son dignos de analizar. Ella afirma con certeza que este proyecto finalmente “otorga el estatus de persona antes del nacimiento”, que el niño en gestación “no es persona” y que “los derechos deben ser ejercidos por personas”; por lo tanto, calificar el niño en gestación de persona significaría: 1) “violar el principio de separación entre Iglesia y Estado.. con implicancias para la protección constitucional de la libertad religiosa o de culto”, 2) “modificar el Código Penal”, 3) “limitar la autonomía de la mujer”, 4) “afectar las técnicas reproductivas”, 5) “afectar el derecho de propiedad” y, 6) “afectar el Código Civil”. Solo a modo de explicar los últimos dos puntos, el derecho de propiedad o el código civil se podrían ver afectados porque “este reconocimiento –de que el niño en gestación sea persona– podría tener implicancias sobre los derechos de propiedad, al permitir que cigotos, embriones y fetos tengan derechos a herencia que actualmente sólo se garantizan para los individuos vivos, desde el nacimiento”.
Es difícil creer que la simple solicitud de tener un día al año para festejar al niño en gestación (el que todos fuimos), y por ende a la madre embarazada (casi todas las mujeres de Chile), pueda tener tantas implicancias… Pensar que con esto aparecerán los “cigotos, embriones y fetos” para reclamar derechos, requiere tener una imaginación desbordante, y por cierto mucho aplomo para presentarse ante parlamentarios para convencerlos de la autoridad de estos argumentos.
No vamos a entrar en el eterno debate sobre el concepto de persona que ya tiene de dos mil años de historia del pensamiento, desde Boecio hasta Kant.
La pregunta es si ser humano y persona son o no son equivalentes.
Algunos llegan a afirmar que lo que se gesta en el vientre materno, si bien es un ser vivo, no es humano, y por cierto no es persona. Hay que tener cuidado con estos argumentos que disocian los atributos porque si se desprecia el niño en gestación o fetos humanos, también se desprecia a los ancianos, los enfermos, los inválidos, los prostrados en coma, los disminuidos físicos y síquicos, en resumen todos los que no cumplen con los requisitos de turno de una persona en el sentido social, que sería el único digno de un trato moral y jurídico.
El ser persona se tiene por el solo hecho de pertenecer a la especie humana; no existen las “cuasi personas” como pretenden decir algunos; si la calificación de persona la dan los hombres, entonces ¿cuáles serán los criterios? ¿Quiénes fijarán estos criterios? Si se es persona por las habilidades sociales, racionales o jurídicas adquiridas, entonces un chimpancé podría responder a la calificación porque logra desarrollar habilidades como las de un niño de 4 años.
La vida, la de cada uno de nosotros, por imperfecta que sea en su desarrollo, merece todo nuestro respeto y cuidado. Eso se llama no discriminación y si de derecho estamos hablando, entonces el primer derecho de una mujer es el derecho a nacer y a vivir, sin el cual no podrá nunca llegar a decidir.
Por nuestra parte, solo sostenemos que con este proyecto, se estará dando justicia a la mujer-madre, a la cual todo Chile debe respeto y agradecimiento, y otorgará al niño en el vientre materno la dignidad que se merece, dignidad que todo ser humano posee por esencia, llámese feto, individuo o persona.




