“Hace días…”

Patricio Fajardo | Sección: Educación, Sociedad

Hace días pasé caminando en Valparaíso por calle Condell, donde carabineros estaban colocando mallas. Les pregunté ¿otra vez los estudiantes? Una señora humilde que iba pasando me dijo: señor “no los llame estudiantes”. Quedé sorprendido por la sabiduría de esa señora que en 4 palabras los definió.

Parece que los estudiantes, que alegan que quieren educación de calidad creen ser verdaderos maniquíes desnudos y descerebrados, que van al colegio, escuela o universidad para que un súper-profesor, de muy buena calidad, que es lo que exigen, los vista con la ropa que significaría tener los conocimientos necesarios para ser alumno egresado de tal o cual  nivel educacional, mientras ellos tan solo se dejan vestir, con cero esfuerzo de su parte. Creen que la educación es como un suero intravenoso que entra mientras se duerme.

Piden en tono destemplado “educación de calidad” ignorando que sin esfuerzo del alumno es imposible lograr tal  cosa, aunque el profesor le haga las clases en colores o parado en las manos.

La falta de interés por aprender, queda patéticamente demostrada con los paros estudiantiles, tomas y manifestaciones callejeras.

El proceso enseñanza-aprendizaje conlleva la enseñanza del profesor y el esfuerzo del alumno para adquirir lo enseñado.

Ambas acciones son inseparables, pues de nada sirve la mejor enseñanza si el alumno no está dispuesto a adquirirla.

Por esto es que no puedo concordar con aquellas personas que dicen que las manifestaciones de los “estudiantes” son legítimas. Ni con el que dice que es un movimiento “noble, hermoso

El objetivo de toda institución de enseñanza, no es enseñar. El objetivo es que los alumnos aprendan. Es como el alimento que se ofrece a una persona para que lo ingiera. El aceptarlo, comerlo, digerirlo y nutrirse de él, corresponde a esa persona.

En el proceso enseñanza-aprendizaje, obviamente es necesario tener buenos profesores, con la preparación necesaria, interesados en el progreso de todos sus alumnos, pero más importante es el esfuerzo del alumno para adquirir los conceptos que se le están ofreciendo. Los conocimientos no entran por osmosis ni como una ducha. Tienen que ser adquiridos por el estudiante. Y esto requiere esfuerzo y disciplina personal y colectiva.

Todas las asignaturas tienen libros de referencia y por último está Internet, donde se encuentra todo lo que se debe aprender de cualquier tema. Por tanto cualquier ser humano interesado puede aprender lo que quiera o necesite saber, sin necesidad de que alguien se lo enseñe. Esto no quiere decir que eliminemos a los profesores, solo pretende demostrar la importancia del esfuerzo personal.

Si Newton, Arquímedes, Aristóteles o Platón hubieran tenido la mentalidad de estos chilenos, habrían sido analfabetos.

Me gustaría, eso si, hacer una excepción a lo anterior. Se refiere a la enseñanza de urbanidad, cuya carencia masiva en nuestra población es realmente lamentable, y que parece ausente de los programas de educación en todos los niveles, y la cual hay que enseñar y repetir hasta que por cansancio entre hasta a los más reticentes.