Un año para la fe

Jesús Colina | Sección: Religión

Este año, en el que, en el 16 de abril, cumplirá 85 años, y tres días después el séptimo aniversario de su elección como sucesor del apóstol Pedro, pasará a la historia de la Iglesia como el Año de la fe. El Papa ha lanzado esta convocatoria para celebrar los cincuenta años del Concilio Vaticano II, aquella reunión de los obispos del mundo, convocada por Juan XXIII, para promover y dar un nuevo impulso a la obra evangelizadora de la Iglesia.

El 22 de diciembre pasado, al hacer un balance del año 2011 con sus colaboradores de la Curia romana, Benedicto XVI planteaba así el desafío: “No sólo los fieles creyentes, sino también otros ajenos, observan con preocupación cómo los que van regularmente a la iglesia son cada vez más ancianos y su número disminuye continuamente; cómo hay un estancamiento de las vocaciones al sacerdocio; cómo crecen el escepticismo y la incredulidad”. Y se preguntaba: “¿Qué debemos hacer entonces? Hay una infinidad de discusiones sobre lo que se debe hacer para invertir la tendencia. Y, ciertamente, es necesario hacer muchas cosas. Pero el hacer, por sí solo, no resuelve el problema. El núcleo de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de la fe. Si no encontramos una respuesta para ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces”.

El Año de la fe comenzará el 11 de octubre y será clausurado en noviembre de 2013, y tiene por objetivo declarado “intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la Humanidad está viviendo”, como escribió Benedicto XVI en la Carta apostólica de convocatoria.

 

El Catecismo, como brújula

La hoja de ruta para los católicos en esos trece meses, será el Catecismo de la Iglesia católica, que publicó Juan Pablo II –la coordinación de los textos se la encomendó al cardenal Ratzinger–, también un 11 de octubre de hace veinte años, con el objetivo “de ilustrar a todos los fieles la fuerza y belleza de la fe”. En ese mes tendrá lugar el evento más importante para la vida de la Iglesia en este año, el Sínodo de los Obispos del mundo sobre el tema de “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, que ampliará a cada rincón eclesial la cuestión central del Año de la fe.

Benedicto XVI, que ha dedicado sendas encíclicas a dos de las tres virtudes teologales (la caridad y la esperanza), podría publicar, en este año, otro gran documento dedicado a la fe, cerrando así un ciclo de enseñanzas, que habrá marcado a toda una generación eclesial.

Por último, el Pontífice podría dar una contribución decisiva al “Año de la fe” con la publicación del tercer y último volumen del su libro “Jesús de Nazaret”, dedicado a la infancia de Cristo. El Papa, que emprendió esta obra antes incluso de haber sido elegido obispo de Roma, quiere mostrar con esta obra que el Jesús de los evangelios ha existido realmente y es Dios.

 

Decisivos Viajes

Prácticamente todas las actividades de la agenda del Papa tienen el mismo objetivo de anuncio de la fe. Comenzando por el gran Viaje que tiene programado para este año, su Visita, del 23 al 28 de marzo, a México y Cuba, peregrinación que culminará con una Misa en la Plaza de la Revolución, de La Habana. El periplo comenzará en la ciudad mexicana de Guanajuato. Mantendrá un multitudinario encuentro con los católicos del segundo país del mundo en número de bautizados, a los pies del Cerro del Cubilete, considerado el centro geográfico del país y en cuya cima se yergue un gran monumento a Cristo Rey. De allí viajará a la ciudad de Santiago de Cuba, donde será recibido por el Presidente Raúl Castro.

El 27 de marzo, el Papa visitará el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, cuya imagen cumplirá, en 2012, cuatrocientos años de su descubrimiento por unos pescadores en el mar. La Virgen ha recorrido, este año, toda la isla renovando la fe de los cubanos, pues varios millones han rezado ante ella.

Otro de los Viajes importantes de 2012 previstos por Benedicto XVI debería tener por meta el Líbano, para entregar el documento conclusivo del Sínodo de los Obispos de Oriente Medio, que se celebró, en octubre de 2010, en el Vaticano. La expectativa viene reforzada por la situación de inestabilidad que atraviesa la región, y las crecientes dificulta- des que se les plantean a los cristianos.

La otra gran peregrinación apostólica de este año llevará al Santo Padre a la cercana Milán, pero será mucho más que una simple visita a una ciudad italiana. Se trata de un Encuentro Mundial de las Familias, como el que presidió en Valencia, en julio de 2006; congregará a más de un millón y medio de fieles. En su objetivo de promover la fe, el Pontífice tendrá otro gesto de cercanía a España, al declarar, en una fecha que aún está por definir, como Doctor de la Iglesia al gran predicador y escritor ascético, el Patrono del clero español san Juan de Ávila, fallecido en 1569. Se convertirá en el tercer español de los 33 Doctores de la Iglesia, tras santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.

El Papa concluirá de manera particular este año, con un evento que recordará la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, de agosto pasado: Roma acogerá, en los últimos días de2012, adecenas de miles de jóvenes que participarán en el encuentro europeo anual, organizado por la comunidad ecuménica de Taizé.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Alfa y Omega, www.alfayomega.es.