Por la razón o la fuerza

José Luis Widow Lira | Sección: Política, Sociedad

Chile debe estar enterado de nuestra capacidad de respuesta para garantizar el cumplimiento de una decisión en La Haya. Las naciones pocas veces cumplen fallos de la ONU, por lo que el país no puede jugar al azar su futuro sin tomar previsiones«. Esta frase es del nuevo Ministro de Defensa del Perú, Daniel Mora, la cual, como tantas veces, suena a bravata anti-chilena. El Perú aplicará el derecho y la razón y no la fuerza, dijo luego el nuevo Canciller peruano Rafael Roncagliolo, para poner paños fríos luego del desatino de su colega de ministerio. El ministro de Relaciones Exteriores chileno declaró que se quedaba con las declaraciones de Roncagliolo y no con las de Mora.

Sobre esto último quiero decir algo. Lo de Mora es una declaración más entre tantas, que Chile simplemente debiera ignorar en el terreno de sus declaraciones oficiales, aunque no en el de su política exterior con Perú ni, por lo tanto, en la de defensa. Chile ya tiene experiencia del peligro que representan las cabezas calientes de algunos militares peruanos. Recuérdese la casi guerra de 1976.

Lo de Roncagliolo me parece más grave, pues mientras aparece como quien apacigua los ánimos, dispara directamente contra el corazón de Chile al jugar con las palabras de su emblema patrio, diciendo que el modo razonable de actuar es exactamente el contrario de lo que aparece en el escudo nacional. Por supuesto, para eso, además falsea el sentido de las palabras emblemáticas.

Más grave aún es que el canciller Moreno salga a decir que se queda con los dichos de Roncagliolo, porque así hace suyo el falseamiento del sentido de esas palabras y, como consecuencia, desvirtúa el sentido del escudo nacional.

El lema del escudo chileno es “Por la razón o la fuerza”. Es obvio que si ese lema fuera interpretado como si alguien estuviese dispuesto a conseguir algo con justicia o sin ella, convenciendo a quien tiene delante o atropellándolo, no se trataría más que de una bravata insolente. Pero no nació con ese sentido ni nadie mínimamente razonable puede pretender que ese es. “Por la razón o la fuerza” quiere decir, primero, que Chile, si ve amenazado un bien esencial al cual tiene derecho y es justo que posea, intentará convencer por la razón a quien lo amenace para que renuncie a la injusticia que implica su actitud o actividad. Y, segundo, que si no logra convencerlo por la razón del derecho que le asiste, entonces, y por la irracionalidad de quien está al frente, defenderá su bien también con la fuerza. ¿Hay algo de malo o injusto en esto? Por supuesto que no. Chile pone explícitamente en su escudo lo que es una norma universal que hacen propia todos los pueblos de la tierra. Chile, más que ninguno de sus vecinos, ha sido respetuoso del derecho internacional ¿Significa que Chile tiene a la fuerza como su primer argumento? Más bien significa exactamente lo contrario. ¿Implica una disposición a conseguir lo que se desea sin mirar la justicia? No, porque la fuerza está subordinada a la razón.

Han pensado los que se ruborizan con el lema que una actuación consecuente con su supresión sería, al mismo tiempo, la de suprimir las Fuerzas Armadas y la Fuerza Pública. ¿Ha pensado alguna vez ese intelectual burgués que, sentado cómodamente en su casa, bebiendo un vaso de whisky, se incomoda con un lema que considera agresivo, que si en ese minuto lo asaltarán un su hogar unos ladrones debiera renuncia a llamar –horror– a la “fuerza” pública? Todos sabemos, partiendo por él mismo, que si está en sus manos hacerlo, la llamará… aunque probablemente luego reclamará que se demoró en llegar más minutos de lo esperable.

Sr. Moreno, ¿considera usted que la política internacional chilena en relación con nuestros vecinos tendría alguna posibilidad de sustentarse sin la fuerza disuasiva? Si con la mano en el corazón su respuesta es no, entonces no se haga parte de unos dichos que denostan el sentido de nuestro emblema patrio. Toda su actividad como Canciller chileno debiera estar orientada a defender los justos intereses chilenos agotando todos los recursos de la sola razón, pero teniendo presente que si ellos no son eficaces, Chile sí tiene derecho a tener sus Fuerzas Armadas prestas para defenderlos por la fuerza, la cual, entonces, estará al servicio de la razón y la justicia. No se trata de andar proclamando a los cuatro vientos las capacidades militares de Chile. No se trata de andar con bravatas al estilo del nuevo Ministro de Defensa peruano. Pero tampoco se puede tratar de que mientras muy atinadamente se insiste en las vías de la razón, se desprestigia la fuerza como si ella siempre fuese ilegítima. A todos nos interesa defender lo justo por la razón, nadie en su sano juicio puede pretender, primero, hacerlo por la fuerza. Pero si las razones no son atendidas, todos debiéramos estar dispuestos también a hacer aplicar el legítimo derecho al uso de la fuerza. Nuestros vecinos, pero no sólo ellos, sino antes que ellos, nosotros mismos, los chilenos, debiéramos tener claro más que nunca, sin complejos, que los bienes esenciales de la patria se defienden “Por la razón o la fuerza”.