Pensar Atacama desde el bien común
Paula Guerrero Zaro y María José Gallardo Nelson | Sección: Educación, Política, Sociedad
En Atacama hemos aprendido que el desarrollo territorial no ocurre por inercia. Requiere visión, continuidad y una relación constante con las comunidades. La Estrategia Regional de Desarrollo (ERDA) permitió identificar brechas y prioridades, y la Universidad de Atacama tuvo un rol central como institución ejecutora, articulando conocimiento técnico, trabajo en terreno y escucha activa. Ese aprendizaje abrió un camino: comprender que las universidades públicas regionales pueden acompañar y sostener procesos estratégicos de largo plazo, más allá del aula y la investigación tradicional.
Sobre esa base, en 2024 la Universidad pudo postular al Fondo de Investigación Universitaria Territorial (FIUT). Este instrumento reconoce a aquellas universidades que, pese a no contar históricamente con altos niveles de financiamiento en investigación, poseen un fuerte compromiso regional. Durante el 2025 se consolidó un trabajo territorial con las nueve comunas, fortaleciendo la vinculación y el reconocimiento mutuo entre la Universidad y los actores locales. Hoy, dando continuidad a ese proceso, la Universidad postula al financiamiento del Plan de Capacidades de Investigación (PCI), con el fin de avanzar hacia una planificación de largo plazo desde y para el territorio.
Este recorrido ha permitido comprender con mayor claridad tanto las capacidades existentes como las brechas persistentes en infraestructura habilitante, educación, salud, entre otras, junto con la necesidad de fortalecer equipamiento científico y equipos de investigación estables. Sin embargo, más allá del diagnóstico, se reafirma algo fundamental: el desarrollo se construye con confianza y visualizando el bien común.
En este contexto, conceptos impulsados por la CEPAL como las TOPP –lo Técnico, lo Operativo, lo Político y lo Prospectivo– adquieren sentido concreto. No basta con identificar problemas; es necesario articular capacidades, decisiones y futuro. El desafío es avanzar con gradualidad, sin perder el horizonte: que las investigación se vincule a las necesidades reales de las columnas y contribuya a mejorar la calidad de vida en el territorio. La Universidad de Atacama puede y debe cumplir ese rol. No solo por ser la única universidad pública regional, sino porque cuando la academia se vincula con su entorno, el desarrollo deja de ser declaración y se convierte en construcción colectiva.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Diario de Atacama el sábado 15 de noviembre de 2025.




