Tres actitudes

José Tomás Hargous Fuentes | Sección: Historia, Política, Sociedad

Queda poco más de un mes para una de las elecciones más trascendentes de los últimos años. Por primera vez el comunismo tiene opciones serias de disputar la Presidencia de la República, el centro ha quedado vaciado con el desfonde de la ex Concertación y la prácticamente inapelable caída de Evelyn Matthei al tercer o cuarto lugar. José Antonio Kast, por su parte, tiene la oportunidad de oro para alcanzar la Primera Magistratura de la Nación –con una mayor madurez política y un mejor equipo que en 2021–. 

En esta elección se juega qué modelo de país queremos para los próximos años: si queremos seguir cavando en nuestra crisis social e institucional, o si optamos por salir del hoyo en que nos encontramos y retomar la senda del progreso integral que nunca debimos dejar de lado. También, se enfrentan las tres visiones sobre los acontecimientos iniciados el 18 de octubre de 2019 y que redundaron en los dos fallidos procesos constitucionales, y cómo se leen ambos procesos. 

Tal como lo hemos abordado en diversas ocasiones en esta tribuna, se resumen en tres actitudes: el octubrismo, el noviembrismo y el septiembrismo. Tres grupos que hasta hoy están divididos según qué fecha los representa mejor –si el 18 de octubre, el 15 de noviembre o el 4 de septiembre–. Tres fechas que marcan dos visiones políticas irreconciliables, y una que, a medio camino entre ambas, sigue ante el desafío de elegir de qué lado está. En resumen, tres miradas sobre la crisis y sobre cómo salir de ella.

El octubrismo, que parecía muerto luego de ser aplastado en 2022 por la mayoría del sentido común, sigue vivo y busca amarrarse a la única posibilidad que le queda de seguir profitando del Estado y destruyendo nuestras instituciones, representada por Jeannette Jara, la candidata del Partido Comunista (PC). Sin embargo, las encuestas siguen mostrando que su techo pareciera estar en el 30% que sigue respaldando a un Gobierno incompetente, corrupto e indolente. Por eso, Gabriel Boric, olvidando que es Presidente de la República y no presidente de curso, usufructuó de la cadena nacional para presentar a José Antonio Kast como el arquetipo del mal.

Evelyn Matthei, a quien la semana pasada describíamos como “paladín del noviembrismo”, sigue pensando que su adversario es José Antonio Kast y sigue sin decir si lo apoyará o no en el más probable escenario de ballotage, y respaldando a la izquierda radical en su crítica al líder del Cambio por Chile. Tal como hace cuatro años, Matthei y sus escuderos noviembristas –principalmente de Renovación Nacional (RN) y Evópoli, pero también de Demócratas– juegan a la ambigüedad profundamente poco patriótica de si prefieren un triunfo de su ex correligionario o de la aspirante de la izquierda radical y totalitaria, mostrando una vez más cómo el noviembrismo le termina haciendo el juego al octubrismo. Eso explica que siga teniendo fugas de dirigentes que anuncian sus respaldos a José Antonio Kast, en un grado aparentemente más profundo que con Sebastián Sichel en 2021.

El septiembrismo, si bien se encuentra mejor aspectado que el noviembrismo, y ha recuperado el primer lugar en dos de las tres encuestas semanales, no ha logrado recuperar el apoyo que tenía hace unos meses. En las semanas que quedan de campaña, José Antonio Kast debe demostrar que es el mejor preparado para los desafíos venideros, y que sólo el septiembrismo puede devolvernos la esperanza de que en el futuro –luego de al menos cuatro años de reconstrucción institucional– podamos retomar la senda del crecimiento y de las instituciones sólidas.