La unidad se construye desde la claridad

Claudio Alvarado Andrade | Sección: Política

1. Descalificaciones innecesarias y errores estratégicos

Cuando desde la candidatura de Evelyn Matthei se señala públicamente que José Antonio Kast es “extremo”, que no se puede garantizar su apoyo a él en una eventual segunda vuelta, y que su gobierno sería un “retroceso”, y además se complementa con mensajes que en ese Gobierno habría menos paz social, creo, se comete un profundo error político.

Deslegitimar a Kast con argumentos que provienen directamente del manual de la izquierda solo fractura a nuestro sector. Ese discurso debilita el mensaje y la identidad de una derecha que necesita convicción y no calculadora.

Por lo tanto, callar frente a una definición política que no comparto y que considero errada sería muy poco honesto de mi parte.

Como UDI, nacimos desde la defensa clara de ciertos principios que hoy parecen estar cada vez más relativizados por sectores de nuestra propia coalición. Si ahora se considera que un liderazgo como el de Kast —que representa sin complejos ideas que por años nosotros mismos defendimos— es un “retroceso”, entonces lo que verdaderamente estaría en retroceso, es la claridad de quienes deberían liderar.

No se trata de mirar el pasado con nostalgia, sino con verdad. No se trata de imponer un pensamiento único, sino de no renegar de nuestras raíces por temor al juicio ajeno. Hoy más que nunca, Chile necesita un liderazgo con coraje, no con ambigüedad.

2. La unidad para una segunda vuelta se construye desde la claridad

Estamos en un punto de inflexión. Lo que ocurra en la primera vuelta presidencial será decisivo para definir no solo quién encabeza nuestro sector, sino qué ideas representamos y con cuánta convicción estamos dispuestos a defenderlas.

Cuando Evelyn Matthei, ante reiteradas preguntas dice que no está dispuesta a comprometer su apoyo en una eventual segunda vuelta, argumentando que es “la líder de una coalición y que no se manda sola” y, acto seguido, Chile Vamos guarda silencio, solo se genera confusión y malestar ante la indefinición.

Al escuchar a la presidenta de Demócratas recientemente manifestando su distancia para apoyar a Kast en segunda vuelta, me parece entender quién manda en los equipos de campaña y, sin duda, ayuda a comprender por qué un alto personero del comando afirma que “Matthei es la candidata de la centroizquierda por el rechazo”.

3. No hay espacio para más indefiniciones

La izquierda ya mostró que volverá con fuerza. Esta vez, probablemente más organizada, más radicalizada y con ansias de revancha. No podemos enfrentar esa amenaza con discursos difusos ni candidaturas que se desmarcan de sus aliados naturales para buscar aprobación en sectores que difícilmente darán su voto.

Hoy más que nunca, se necesita una derecha sin complejos, que se atreva a hablar con la verdad, a defender sus ideas y a dar la pelea con decisión para defender a la ciudadanía de este muy mal gobierno y derrotar a la candidata Comunista, su continuadora.

La centroderecha necesita claridad, pero también generosidad. Necesita convicción, pero también inteligencia estratégica. Y, por sobre todo, necesita evitar caer en el juego de las descalificaciones internas.

Creo que el tiempo para las indefiniciones se terminó. Debemos pensar siempre que para ser exitosos en una segunda vuelta sí o sí debemos convocar a una amplia mayoría ciudadana y para ello la ambigüedad en apoyos recíprocos, políticamente, no tiene más espacio, por tanto, la candidatura de Matthei al insistir en alejarse de explicitar apoyos en una eventual segunda vuelta solo confunde, resta e invita a reflexionar.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Ex-Ante el miércoles 8 de octubre de 2025.