“La Fuente”
José Tomás Hargous Fuentes | Sección: Arte y Cultura, Historia, Política
 En las vísperas de un nuevo aniversario de la insurrección octubrista, se realizó el preestreno de la película “La Fuente”. Inspirada en la historia de Carlo Siri, quien es representado por el actor Luis Gnecco, la película de Daniel Vivanco narra la historia de Luca Barella, dueño del local “La Fuente”, a pocos metros de la Plaza Baquedano, que se vuelve el centro neurálgico de las protestas y la violencia que desencadenaron en las calles. El film –que no contó con fondos estatales para su producción– retrata, con las licencias propias de la ficción, la defensa que Siri tuvo que realizar de la ex Fuente Alemana, hoy Antigua Fuente, de los reiterados ataques que sufrió de la Primera Línea. En ese entonces los políticos no se preocupaban, salvo excepciones, de las verdaderas víctimas del 18 de octubre, los residentes y comerciantes de la “Zona Cero” que, como Siri, vivían día a día la violencia y el caos octubrista.
En las vísperas de un nuevo aniversario de la insurrección octubrista, se realizó el preestreno de la película “La Fuente”. Inspirada en la historia de Carlo Siri, quien es representado por el actor Luis Gnecco, la película de Daniel Vivanco narra la historia de Luca Barella, dueño del local “La Fuente”, a pocos metros de la Plaza Baquedano, que se vuelve el centro neurálgico de las protestas y la violencia que desencadenaron en las calles. El film –que no contó con fondos estatales para su producción– retrata, con las licencias propias de la ficción, la defensa que Siri tuvo que realizar de la ex Fuente Alemana, hoy Antigua Fuente, de los reiterados ataques que sufrió de la Primera Línea. En ese entonces los políticos no se preocupaban, salvo excepciones, de las verdaderas víctimas del 18 de octubre, los residentes y comerciantes de la “Zona Cero” que, como Siri, vivían día a día la violencia y el caos octubrista. 
Los políticos no quisieron ver esa parte de la historia, la real y concreta, y prefirieron quedarse con el relato de que el malestar social justifica la destrucción, tanto material de nuestras calles, como la de nuestras instituciones, y en un espurio contubernio, decidieron abrirle la puerta al gato para que custodie la carnicería. Sí, está película, aunque trata de la historia humana de Siri, de esa microhistoria –con el quiebre de las dos familias y los dos locales –la Antigua Fuente de Baquedano y la Fuente Alemana de Pedro de Valdivia, pandemia mediante–, también nos permite recordar ese megaproceso en el que nos embarcaron los políticos: los procesos constituyentes como supuesto antídoto de la violencia octubrista.
Así, representa de cuerpo entero las “tres actitudes” con las que la clase política vivió el proceso: octubrismo revolucionario, noviembrismo reformista y septiembrismo reaccionario o contrarrevolucionario. Primero, el octubrismo de quienes se aprovecharon, defendieron y, hasta cierto punto, propiciaron la violencia, para intentar tomarse el poder, ya sea por la vía violenta –las protestas de octubre con que intentaron que renunciara Sebastián Piñera–, la electoral –que llevó a Gabriel Boric a La Moneda– o la constituyente –con la que buscaron infructuosamente convertirnos en una mezcla entre Venezuela, Bolivia y Ecuador–. Segundo, el noviembrismo de quienes, haciendo caso omiso de la violencia, se creyeron el relato del malestar y su solución constitucional, que apoyaron los procesos constituyentes, que hoy encarna Evelyn Matthei y parte de Chile Vamos. Y, finalmente, el septiembrismo de quienes se opusieron desde el primer minuto al acuerdo del 15 de noviembre, propiciaron el Rechazo de entrada y unieron al país el 4 de septiembre de 2022, que hoy aspira a la Presidencia de la mano de José Antonio Kast y Johannes Kaiser.
Quedan unas tres semanas para las elecciones presidenciales. La película protagonizada por Luis Gnecco –aunque sólo podremos verla en los cines a principios de diciembre– permite recordar qué posiciones tomaron los distintos sectores políticos ante aquel verdadero intento de golpe de Estado que vivimos en los días posteriores al 18 de octubre y que, hasta cierto punto y a pesar de toda el agua bajo el puente, aún siguen representando los sectores políticos que hoy aspiran a la Presidencia. Corresponde agradecer a Daniel Vivanco por la valentía de querer presentar en la gran pantalla la cara del estallido que pasó desapercibida ante la opinión pública y que seis años después afortunadamente vemos con otros ojos.




