Copiapó y la Región: hacia ciudades que cuidan

Paula Guerrero Zaro | Sección: Familia, Política, Sociedad

El 12 de agosto mi padre, de 88 años, sufrió una lesión en el pie izquierdo. En ese momento, como familia, se abrió un dilema: cómo asegurar que su recuperación priorizará el bienestar y no derivará en postración, un riesgo que muchas veces llega de manera silenciosa y sin retorno. No era solo una decisión clínica, también un desafío práctico y emocional. El Dr. Cabib me permitió conocer a Daniel, un TENS de admirable entrega, y junto al kinesiólogo Matías hemos recibido orientaciones que nos ayudan a hacer bien las cosas, tomando decisiones informadas y evitando errores que podrían costar autonomía. Esa red de apoyo me confirmó algo incómodo: nunca estamos preparados para enfrentar estas situaciones, y menos aún para compatibilizarlas con el ritmo del trabajo y la vida cotidiana.

Esa vivencia conecta con un debate urgente: el de la ciudad de los cuidados. Copiapó, como tantas ciudades de Chile, aún no lo es. Las brechas son evidentes: veredas interrumpidas, cruces inseguros, transporte público que no considera la diversidad de usuarios, y ausencia de espacios de descanso en trayectos cotidianos.

La noción de la “ciudad de 15 minutos” ofrece un marco: que los servicios básicos y el equipamiento estén cerca, sean accesibles y seguros. Trasladado al cuidado, significa veredas continuas y con pendiente adecuada, paraderos con sombra y asientos, centros de día articulados con la salud primaria, transporte adaptado y protocolos de atención domiciliaria que eviten traslados innecesarios. No es un lujo: es un derecho básico para garantizar autonomía y dignidad.

La Cepal ha sido clara: avanzar hacia una sociedad del cuidado exige fortalecer capacidades técnicas, operativas, políticas y prospectivas (TOPP), con diálogo social, gobernanza efectiva, financiamiento estable y datos que rompan el “silencio estadístico”. Se trata de transformar el modo en que diseñamos políticas urbanas, con un enfoque que reconozca el cuidado como pilar del desarrollo y no como carga invisible.

El envejecimiento de Chile es ya una realidad. No basta reconocerlo: implica reorganizar barrios y servicios para que una caída no derive en dependencia irreversible. El cuidado es decisión familiar, pero una ciudad que cuida respalda esa decisión y marca la diferencia entre vivir con autonomía o quedar atrapados por el entorno.

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Diario de Atacama el sábado 23 de agosto de 2025.