Amicus Veritatis

José Tomás Hargous Fuentes | Sección: Educación, Política, Religión, Sociedad, Vida

Esta semana fuimos testigos del cruel asesinato de Charlie Kirk en una universidad en Utah. La rapidez de las redes sociales nos hizo enterarnos no sólo de la noticia –qué ocurrió–, sino de lo escabroso del cómo: una bala disparada a unos doscientos metros de distancia le atravesaría el cuello. Murió haciendo lo que lo hizo reconocido: debatir con estudiantes universitarios. O, cultivando con maestría la mayéutica socrática, buscaba acercar a los jóvenes estudiantes, profundamente ideologizados, a la verdad de las cosas: de la política, de la familia, de la vida social, incluso de lo divino. 

Charlie Kirk era un notable activista conservador estadounidense. Fundador en 2012 de Turning Point USA, buscaba promover las ideas de los valores conservadores norteamericanos en la sociedad civil estadounidense, especialmente en universidades y liceos secundarios. O sea, quería estar “donde las papas queman”, como decimos en buen chileno. Es uno de los artífices de que la sociedad norteamericana esté más cerca de las ideas conservadoras que hace quince años. 

Pero no fue fácil –y él lo tenía claro–. Cientos de estudiantes lo insultaban en los debates que intentaba tener en las universidades. Estos jóvenes, prácticamente con los cerebros lavados de tanta propaganda izquierdista y progre –“liberal” la llaman en Estados Unidos– que tiene tomadas las universidades, creían que Kirk era responsable del peor delito para la ideología woke: el “crimen de odio”. Cuando la realidad era muy distinta: se sentaba en dichos stands que armaba en las distintas casas de estudio del país del norte con la intención de conversar. Si lee las columnas que se están publicando en su memoria, muchos dirán que se fue un gran defensor de la libertad de expresión. Y en parte es verdad. Pero me parece que lo que mejor caracterizaba a Charlie Kirk es que era un defensor de la verdad. 

En lo personal, no simpatizaba demasiado con su estilo ni con todas sus ideas. Pero, en tiempos de relativismo e ideología, sus videos eran un bálsamo de realidad. Profundamente cristiano –de hecho, en uno de sus últimos videos, promovió entre los protestantes la veneración de la Virgen– comprendía que las ideas que defendía debían inspirarse en la Verdad. Y esa Verdad lo fue también acercando a posiciones que antes no defendía. Como Aristóteles, que era amigo de Platón, pero más amigo de la verdad

La izquierda dirá que murió por ser un promotor del odio, lo mismo de lo que han acusado a decenas y cientos de líderes conservadores a lo largo del mundo, entre ellos José Antonio Kast, y por el cual han justificado la violencia política en todas sus formas. Pero la realidad es que con su discurso y sus acciones demuestran que los verdaderos promotores del odio son ellos, y no resisten que alguien les plante cara de forma civilizada para decirles que lo que pregonan no es verdad. Por eso mataron a Charlie Kirk. Descanse en Paz.