No es solo Jeannette. También lo es la coalición

Jaime Jankelevich | Sección: Política

Existen hoy en nuestro país líderes de opinión que dicen que el hecho que Jeannette Jara sea militante del Partido Comunista no tiene mayor importancia, puesto que su candidatura a la presidencia no se trata de un proyecto de un solo partido, sino que es la candidata de una coalición, y por lo tanto, no existe riesgo para nuestra democracia.

Quienes así opinan algo de razón tienen; Jeannette Jara no es solo la candidata del PC, sino la representante de una coalición de partidos políticos. Pero lo que no dicen es que se trata de la misma coalición que intentó derrocar al Presidente Piñera. Pero si Guillermo Teillier, presidente del PC en esa época, le pidió la renuncia y que llamara a nuevas elecciones, lo que el afectado presidente calificó como un intento de dar un golpe blanco.

Pero no solo eso, el presidente del PPD, senador Jaime Quintana, el mismo de la retroexcavadora, ¿se acuerda?, llegó a decir que se había instaurado un parlamentarismo de facto, arrebatándosele así el poder real al Presidente Piñera, cuyo gobierno había empezado tan solo un año y medio antes del octubrismo. Y cuando se llegó al famoso acuerdo por la paz y una nueva Constitución, ¿quiénes no lo firmaron? El PC y lo que es hoy el Frente Amplio, a excepción del entonces diputado Gabriel Boric.

La misma coalición de hoy es la que avaló la violencia, la que calló cuando se quemaba el Metro, se saqueaban los comercios, se incendiaban iglesias y edificios corporativos. La misma coalición que renegó de lo logrado por ellos mismos durante los gobiernos de la Concertación, aceptando aquello de que “No son 30 pesos, son 30 años”. Son ellos, los que avalaron al perro matapacos, como lo exhibió alegremente doña Jeannette Jara en una polera homónima.

Y como si eso fuera poco, violaron reiteradamente la Constitución, aprobando los retiros de los fondos de pensiones que tanto perjuicio han causado en la economía, cuando esa materia era de iniciativa exclusiva del Presidente de la República.

Y en el Congreso, rechazaron todos los proyectos de ley que intentaban contener la violencia, las barricadas incendiarias, el robo de madera, mejorar la inteligencia, la usurpación de terrenos en el sur, cualquier proyecto. Al gobierno del Presidente Piñera, esta misma coalición le negó absolutamente todo, lo acusaron constitucionalmente dos veces y no lo dejaron gobernar.

Son los mismos que quisieron terminar con la institución de Carabineros como la conocemos y refundarla. Los mismos que le gritaban ¡fuera! a los militares que resguardaban la Plaza Baquedano de la violencia de la primera línea. 

En resumen, la democracia en nuestro país por supuesto que estuvo en riesgo durante el octubrismo, por acciones de la misma coalición que hoy lidera Jeannette Jara. Y sin duda, la violencia octubrista fue el motor que permitió la llegada de AD con Gabriel Boric al poder. Y alcanzado el poder, se propusieron refundar Chile.

Con la mayoría obtenida en la Convención Constitucional, que partió abucheando nuestro himno nacional, intentaron aprobar una Constitución que destruía todo indicio de la República como la conocemos y de la cual nos sentimos orgullosos. Los mismos que durante seis meses no hicieron nada por el país, esperando aprobar el mamarracho para imponer el programa de gobierno de Gabriel Boric, que prometió ser la tumba del neoliberalismo.

Y qué se puede decir del PC. Un partido que no cree en la democracia, pero la instrumentaliza para hacerse del poder y una vez alcanzado dicho propósito, se las arreglan para no soltarlo nunca más. Un partido que no existe en el mundo desarrollado. Un partido que felicita al líder de Corea del Norte, que encuentra en Cuba un referente a seguir y un ejemplo de “democracia distinta a la nuestra”; un partido que felicita a Maduro por el robo de la elección presidencial. Para qué seguir.

Como consecuencia de todo lo anterior, tenemos hoy un gobierno fracasado, donde el PC es cabeza de puente, que tiene al país sufriendo la peor crisis de seguridad de la historia, con raptos, homicidios, balaceras, narcotráfico, extorsiones, etc., la economía estancada; la salud inaceptable, las universidades privadas en riesgo por el FES, cesantía como nunca antes, particularmente las mujeres, un 22% de pobreza y un largo etcétera.

No nos equivoquemos entonces. En las elecciones de noviembre se define el destino del país. O se opta por el cambio o Chile se terminaría de hundir en la mediocridad si optara por la continuidad.

Pero para recuperar el optimismo, no sólo se requiere ganar la presidencial. Urge también lograr una mayoría en el Congreso, por lo que es imprescindible que ningún partido de derecha privilegie sus intereses hegemónicos por sobre el bien del país. Es fundamental competir unidos o con pactos de omisión para al menos mantener la mayoría en el Senado. Pero más relevante aún, para obtener una gran mayoría que le brinde gobernabilidad al próximo gobierno –el que esperamos sea de derecha– a fin de sacar al país adelante.

No se olvide. No es solo Jeannette. Lo es también la coalición.

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero el domingo 13 de julio de 2025.