Crecimiento, desempleo y trabajos dignos

Enrique Cruz Ugarte | Sección: Política, Sociedad

Nos encontramos en una profunda crisis económica, la cual ha golpeado duramente a nuestra sociedad y al mercado laboral. Las cifras más recientes, entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), son una clara señal de alarma que no podemos ignorar: un alarmante 8,9% de desempleados a nivel nacional. Esto se traduce en que, actualmente, casi 1,5 millones de personas en Chile se encuentran sin una fuente de ingresos estable. 

Si sumamos a los antecedentes las nuevas formas de calcular las cifras de pobreza, nos encontramos con que la situación es aún más crítica para las mujeres, donde la tasa de desocupación ha superado el 10%, evidenciando una brecha de género preocupante. A esta realidad se suma la persistencia de la informalidad laboral, con un 26,0% de trabajadores en esta condición, lo que los deja desprotegidos, sin acceso a leyes sociales ni a seguridad social, y con ingresos inestables.

Una tasa de desocupación tan elevada no es meramente un conjunto de números; es un grito de auxilio que debe interpelarnos y movilizarnos a la acción. Detrás de cada porcentaje, hay miles de personas con sueños, familias que mantener y una dignidad que proteger. El creciente deterioro del mercado laboral no solo afecta a individuos, sino que desestabiliza a las familias y erosiona el tejido social de nuestro país. Es un problema que trasciende lo individual para convertirse en un desafío colectivo que requiere soluciones urgentes y concertadas.

El trabajo es un aspecto esencial para la dignidad humana y necesario para la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Lamentablemente, a veces sólo se ve como algo transaccional que se realiza a cambio de un pago, pero el trabajo es mucho más que eso porque conecta con el sentido de la vida. El valor del esfuerzo, el desarrollo de los talentos y el aporte al bien común no pueden desligarse de la verdadera felicidad que tanto anhelamos todos. Por esto es que la falta de trabajo no se puede resolver sólo con subsidios o aportes monetarios. El trabajo, en su esencia, es el espacio de desarrollo integral de la persona. 

De esta crisis, es fundamental comprender que no saldremos solos. La complejidad del problema exige un esfuerzo mancomunado, donde el trabajo y el compromiso de cada uno de nosotros son cruciales. 

Nos encontramos en un año decisivo, marcado por las próximas elecciones presidenciales y la presentación de las propuestas programáticas de los candidatos para el Chile de los próximos años. En este contexto, desde USEC, hacemos un llamado enérgico a la colaboración y a la formación de alianzas público-privadas. Creemos firmemente que solo a través de soluciones colaborativas podremos generar nuevos puestos de trabajo y, lo que es aún más importante, fomentar el empleo formal que garantice condiciones laborales dignas y seguras. 

En concreto, queremos hacer un llamado a que el crecimiento económico vuelva a estar en las prioridades políticas. El tan criticado crecimiento es una excelente política social: aumentan los empleos, mejoran los salarios, en fin, todos acceden a mejores condiciones de vida.

Los empresarios cristianos nos ponemos a disposición con un profundo sentido de responsabilidad y compromiso. Necesitamos generar nuevos puestos de trabajo que sean formales y, sobre todo, dignos. Aportaremos nuestra creatividad e innovación, poniendo siempre en el centro a la persona humana y buscando el bien común, convencidos de que el desarrollo económico debe ir de la mano con el desarrollo social y la promoción de la dignidad de cada trabajador.

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero el domingo 20 de julio de 2025