“Repara mi Iglesia”
José Tomás Hargous Fuentes | Sección: Arte y Cultura, Religión, Sociedad
El domingo pasado Mons. Fernando Chomali celebró su primera misa como cardenal en la Catedral de Santiago, luego de haber sido creado príncipe de la Iglesia el 7 de diciembre pasado en Roma por el Papa Francisco. Es una noticia de mucha alegría para la Iglesia chilena, que lo recibió solemnemente este domingo en su sede arzobispal llena de fieles.
También constituye un espaldarazo del Papa en la misión asumida por Chomali al tomar posesión como Arzobispo de Santiago. Para nadie es extraño que la Iglesia chilena pasa por malos momentos. Luego de un período de mucho respaldo social y político por su postura respecto de los derechos humanos durante el régimen militar, en las últimas décadas había perdido ese apoyo luego de decenas de casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes y religiosos. Si bien en ningún caso estos abusos se produjeron exclusiva ni mayoritariamente en ambientes eclesiásticos, el manejo de estos casos por parte de la jerarquía diocesana, desproveyó a la Iglesia en general de la reputación y legitimidad social que había ganado en las décadas anteriores.
Los últimos arzobispos –Mons. Ricardo Ezzati y Celestino Aós, OFM Cap.–, a pesar de sus intentos, no habían sido capaces de restaurar esa confianza perdida de los feligreses en su Iglesia, y la pandemia hizo lo suyo para distanciar aún más a los fieles de la participación en la vida de la Iglesia. Por eso, Mons. Fernando Chomali, venía desde Concepción con una misión: reconstruir la confianza en la Iglesia. Si bien era una ardua tarea, su “gestión” como arzobispo ha alcanzado muchos “porotos” que tienden hacia la restauración de los vínculos de confianza en la jerarquía eclesiástica, particularmente en torno al rol público de la Iglesia, tanto en la discusión pública como su misión social; al mismo tiempo que una invitación a los fieles a volver a la iglesia, participar de la Misa y de los sacramentos y no dejar la oración. En una palabra, volver a encontrarse con Cristo para, transformados, servir a la sociedad.
En esta tarea asumida por Mons. Chomali hace poco más de un año resuena la vocación dada por Dios a Giovanni di Pietro di Bernardone, quien pasara a la historia como Francesco d’Assisi: “Repara mi Iglesia”. Hoy muchos anhelamos la reconstrucción de las iglesias quemadas por delincuentes durante el estallido de violencia de 2019, y con justa razón al ver Notre-Dame reabierta al público nos da pena que iglesias como la Vera Cruz, la Asunción o San Francisco de Borja sigan quemadas, y muchas de ellas inutilizadas. Pero la reconstrucción que necesitamos no es sólo la de la iglesia quemada por la violencia, sino la de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo que peregrina en Chile. Y en esa tarea, hoy encabezada por el Cardenal Chomali, todos tenemos un papel que jugar.