La Iglesia en la construcción de la identidad nacional

José Tomás Hargous Fuentes | Sección: Arte y Cultura, Historia, Religión, Sociedad

Acabamos de terminar la semana de Pascua, en que los cristianos conmemoramos la Resurrección de Jesús, el acontecimiento más relevante de la historia. El domingo pasado, en tanto, en todos los rincones de Chile salieron los cuasimodistas a dar la comunión a quienes no pudieron recibirla en Pascua, la fiesta más importante del Cristianismo.

No sólo es ocasión propicia para reflexionar sobre nuestra vida y convertirse nuevamente, sino también para analizar la presencia de la Iglesia en nuestra Patria, y su influencia en la construcción de la identidad nacional. Esta columna se enmarca en la serie que hemos iniciado sobre las instituciones permanentes de la historia de Chile.

La Iglesia tiene presencia en nuestro país desde que los españoles pusieron un pie en nuestra tierra. Hace cinco siglos, un 11 de noviembre de 1520 sería celebrada en el cerro Monte Cruz de la Bahía de Las Sardinas, en la actual Región de Magallanes y la Antártica Chilena, por parte del Padre Pedro Valderrama, según el testimonio de  Antonio Pigafetta, uno de los integrantes de la expedición de Hernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano que emprendía la primera circunnavegación del mundo.

Por su parte, la devoción mariana en Chile también es quincuacentenaria. “Varios años antes [de] que Pedro de Valdivia iniciara la conquista de Chile, según el actual emplazamiento del territorio nacional, ya se encontraba activo el primer templo mariano del país. Se trataba de una pequeña ermita erigida en el poblado de La Tirana en honor a Nuestra Señora del Carmen. La fecha de su establecimiento es incierta, pero se sabe que fue fundada por el sacerdote mercedario Fray Antonio de Rondón”. En consecuencia, la veneración de la Virgen del Carmen, hoy Reina y Madre de Chile, así como Generalísima de las Fuerzas Armadas, debe haber sido iniciada en estas tierras por la expedición de Diego de Almagro, que en marzo de 1536 comenzaría a descender de la Cordillera y en abril llegaría a Copiapó. Después, en 1595, los agustinos harían lo propio en Concepción, donde en 1648 se crearía la primera Cofradía del Carmen.

Después de que en Chile se pudieran instalar con normalidad los asentamientos españoles, se seguiría la misma secuencia de instituciones que en otros lares de América. Se comenzaba con la fundación del cabildo, y posteriormente se construía una iglesia, estableciendo las dos espadas en el Reyno de Chile. A continuación se instalaría la Real Audiencia, y comenzaría la creación de Universidades, primero a manos de las órdenes religiosas y luego de la Corona. 

Así se daría inicio a un fecundo proceso de Evangelización desde Arica hasta Tierra del Fuego, y a ambos lados de la Frontera del Biobío. La fe católica impregnará el ser chileno en el período “colonial”, y cruzará todas las fiestas del año y de la vida de sus habitantes. Esta tierra daría a la Iglesia Universal dos santos, la carmelita descalza Teresa de Los Andes y el jesuita Alberto Hurtado; y cuatro beatos, Laura Vicuña, Ceferino Namuncurá, José San Agustín Fariña y Sor María Crescencia Pérez.

Durante el proceso emancipador, Bernardo O’Higgins pediría la intercesión de la Patrona de Chile, ofreciéndole a cambio la construcción de un Templo Votivo en el lugar donde se obtuviera la independencia: Maipú. Con el tiempo, la Santa Sede reconocería la independencia de Chile, y los Presidentes se arrogarían la función del Patronato propia de los reyes, en particular la potestad de elegir obispos.

Tal como en el período hispánico, la Iglesia sería señera en la educación, con establecimientos escolares en todo el país, e impulsando la creación de universidades: en 1888, la Universidad Católica de Santiago, hoy Pontificia Universidad Católica de Chile; en 1925/1928 la Universidad Católica de Valparaíso, hoy también Pontificia; en 1956 la Universidad del Norte, hoy Universidad Católica del Norte, por un convenio entre la Universidad Católica de Valparaíso y la Compañía de Jesús; en 1991 se independizarían las sedes regionales de la Universidad Católica, en Concepción –heredera de la Universidad Pencopolitana–, Temuco y el Maule–. Todas estas casas de estudios son líderes en sus regiones o a nivel nacional.

Como puede verse, aunque no nos hemos referido a todas sus aristas, el papel de la Iglesia en la construcción de la chilenidad ha sido monumental. En este tiempo de Pascua es bueno darse cuenta del origen católico de nuestra cultura, nuestras instituciones y de nuestra Patria en su totalidad. Cuando los españoles vinieron a América, nos legaron su bien más preciado: la fe cristiana.